Enrique Monterroza – Palabras y no Acciones
Yo no os libraré más
Jueces 10: 10-16
“Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales. Y Jehová respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos, de los de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí no os libré de sus manos? Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más. Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción.
Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día.
Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel”
En la época de los Jueces los israelitas había caído en lo que se llama: un circulo vicioso.
Esto decir que:
* Se olvidaban de Dios y pecaban.
* Eran oprimidos por pueblo paganos.
* Oraban a Jehová y El les levantaba un juez para que los liberara.
* Luego se olvidaban de Dios y pecaban y así sucesivamente.
Pero así como nosotros tenemos un límite para nuestra paciencia, que porque no decirlo alguno tenemos un pequeñísimo límite, es decir que rapidísimo nos enojamos por cualquier cosa, también Dios tiene un límite, cuando ve corazones que no lo buscan en espíritu y verdad.
Llega un momento en la vida del pueblo de Israel, que estaban tan acostumbrados a pecar, ser oprimidos, clamar y ser liberados que quizá dijeron: “Bueno ahora que estamos oprimidos busquemos a Dios y luego seguimos en el pecado”.
Dios como omnipresente y omnisciente sabia muy bien que el pueblo de Israel no venia a el con un arrepentimiento genuino, era nada mas un arrepentimiento de labios, como el que muchas veces nosotros tenemos.
Algunos de nosotros llevamos una vida similar a la del pueblo israelita, nos olvidamos de agradar a Dios, vienen los problemas, lloramos clamándole a Dios que nos ayude, luego que nos ayuda, volvemos a pecar. Eso denota que no hubo un arrepentimiento y una búsqueda de Dios real, sino que solo era pura emoción.
Pero no creas que Dios no lo sabía, lo que ocurría era que te estaba dando oportunidad de arrepentimiento, pero cuando esto se convierte en un círculo vicioso Dios pone un ALTO.
Viene Dios y les dice a los israelitas que ya los había librado de muchos pueblos y aun así ellos seguían haciendo lo malo, por lo tanto no los libraría más. Que tremenda palabra, Imaginate que te metiste en un gran problema por andar pecando y clamaste a Dios diciéndole que te ayude venga Dios y te diga: NO ya no mas. ¿Cómo te sentirías?, por primera vez en la historia del pueblo israelita Dios les estaba diciendo: NO ya no les ayudare. Era una muestra de que a Dios no le gusta la falsa búsqueda, mientras no halla un corazón sincero.
Amigo no permitas que llegue un momento en donde Dios te diga: No, ya no te ayudo mas. ¿Por qué permitir que ese momento llegue?, ¿Por qué no buscarlo con corazón sincero?
El pueblo israelita al escuchar la respuesta de Dios, se dieron cuenta que ya no era hora de arrepentirse solo de labios, era ora de accionar.
“Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel”. (v. 16)
Mientras Dios no vea en ti un arrepentimiento verdadero que con lleve a una acción no te la creerá. Los Israelitas se dieron cuenta del error en que estaban cayendo y comenzaron a accionar en lugar de solo hablar. Cuando esto ocurrió Dios observo que el arrepentimiento ahora si era genuino y comenzó a angustiarse por causa de su amado pueblo.
No es que Dios no quiera ayudarte, sino que como Padre, El quiere que su hijo aprenda algunas lecciones que lo llevaran a ser un mejor siervo, el amor de Dios es tan grande que aunque quiera negarse a ayudarte no puede, El te ama tal y como eres, pero quiere de ti que también le demuestres el amor que tienes por El, tratado de accionar y no solo hablar.
No permitas que las falsas oraciones o los falsos clamores te lleven a quedar como un mentiroso delante de Dios, es mejor ser sincero y reconocer los errores en que has caído.
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para: http://reflexionesydevocionales.blogspot.com