Poda tus ramas

“Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.”

Juan 15:2 (Nueva Versión Internacional).

Estando en el jardín de una hacienda Dios me reveló una verdad acerca de este pasaje. Vi algo peculiar. Árboles que tenían brotes de fruto en ramas muy cortas.

Es decir imaginemos una rama que fuera 1 metro de largo y tuviera fruto. Ahora pensemos en la misma rama pero con una longitud de 20 centímetros y el doble de fruto. Así era la rama que estaba mirando, así que le pregunté al jardinero por qué era esto. A lo que él respondió que al podar la rama, incluso el tronco de un árbol hace que los nutrientes lleguen más rápido y consecuentemente den fruto más rápido. Al contrario de esperar a que la rama que ya ha dado antes fruto creciera hasta dar fruto, ellas eran podadas y daban mayor fruto.

Entendemos por medio de la palabra de Dios que al dar fruto el Padre es glorificado(Juan 15:8). He ahí la importancia de dar mucho fruto. Cuando nosotros permanecemos en la voluntad de Dios y nos desprendemos de aquello que obstaculiza el fruto, es la manera de permitirle al dueño de la vid que pode sus ramas. Cuando renunciamos al pecado, cuando nos consagramos más en santidad y cuando habitamos mayormente en el Espíritu de Dios es como si estuviéramos más cerca del tronco que nos da nutrientes. Y de esta manera daremos mayor fruto y más rápido.

Si permanecemos en Jesús y en Su voluntad llevaremos mucho fruto. Aquello que antes nos tomaba mucho esfuerzo hacer será fácil. Lo que nos tomaba hacer 4 horas lo lograremos en una. Pero, debemos de permitirle a Dios que pode nuestras ramas. Al tener una comunión más estrecha con Dios es cómo si la rama de un árbol estuviera más cerca del tronco que lleva sus nutrientes. Estemos más cerca de Dios y así nos nutrirá mayormente de Su Espíritu.

Pídele a Dios que te muestra qué áreas de tu vida debe de podar, y permítele que lo haga. Aunque en el momento exista algo de incomodidad, a su debido tiempo darás mucho más fruto y más rápido. Recuerda que no se trata de que hagas crecer tus ramas (a ti mismo) sino de que Jesús lleve mucho fruto por medio de ti.

Sumérgete en la presencia de Dios y da mucho fruto.

Autor: Richy Esparza

Escrito para www.devocionaldiario.com

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