No es ¿Por qué?, es ¿Para qué? – Richy Esparza
No es ¿Por qué?, es ¿Para qué?
por Richy Esparza
Cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón le reconocimos como nuestro Señor. Entregándole nuestra vida y voluntad, ¡Qué bonito se escucha verdad¡ lo complejo empieza cuando comienza a dirigir nuestras pisadas.
Por amor a Su nombre decidimos andar en sus veredas aunque a veces tengamos que enfrentar a gigantes, aunque tengamos que entregarle en sacrificio la chuleta que adoramos, aunque nos parta el alma y sobre todo aunque nuestra lógica no lo pueda procesar.
¿Te ha pasado? , que sigues Su voz, y no te estoy hablando de la voz de la conciencia buena o la voz del enemigo. Hablo de la voz que llevas tatuada en el espíritu, la voz que te dio de beber en el desierto y que por obediencia padeces a causa de esto.
Y te preguntas: ¿Por qué lo hiciste Señor?, ¿En qué te he fallado?, ¿Por qué me avergüenzas, si he buscado tu voluntad?
Cuando sentí que ya no tenía sentido seguir su voz, cuando me acecho la duda y mi Fe fue reducida a casi nada; Una hermanita “Mi muñeca” me dio la repuesta;
no es ¿Por qué? es ¿Para qué?
Te voy a dar una pista, acuérdate de la ultima vez que renegaste de sobremanera con el Señor. Él de seguro ya acomodo todo el asunto y te reveló para que lo hizo.
Probablemente te sientas ridículo de haber hecho tu berrinche. Y así es el Señor con el más mínimo detalle de tu vida, así que deja de pelear con las manos que te sostienen.
¡Brother¡ debes de creer en el sol aunque un día no salga. El mismo Señor que te amó, el mismo Señor que te salvó, el mismo Señor que te llamó por tu nombre; esta ahora dirigiendo tus pasos.
Él es infinitamente sabio, Él llega al fondo de los abismos, Él solo desea tu bienestar, te quiere llevar al siguiente nivel. Hay una canción que me encanta “Lo mejor en la vida” de mi querida amiga Jocelyn Kelly http://www.myspace.com/jocelynkellymusic que describe la voluntad del Señor en nuestras vidas, y buscar el sueño de Dios, dando como resultado una historia perfecta.
Espera en el Señor, pues conoce tus anhelos mejor que tú, y la próxima vez que te preguntes ¿Por qué? , espera a que tu Señor te muestre para qué.
