Dios no está enojado

“En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.”

1 Juan 4:17:18 (Nueva Versión Internacional)

De pequeño se me enseñó que Dios estaba enojado, como Alguien que estaba sentado en Su trono con la mirada fija en todas mis faltas. Incluso en aquellas que habría de cometer. Se me enseñó que había que tenerle miedo a Dios y no temor reverencial. En el miedo no hay amor, y aquel que tiene miedo no ha conocido realmente a Dios. Además de qué el concepto de temor de Dios, no se refiere a tenerle miedo. ¿O qué hijo por naturaleza le tiene miedo a su padre? En realidad la palabra que se usa en la Biblia para temor de Dios, es una mezcla entre amor y respeto o reverencia. Por lo que los hijos de Dios deben amar, honrar y reverenciar a su Padre, más no tenerle miedo.

Si bien es cierto que Dios estaba airado antes del nuevo pacto, esa ira fue sobre Jesús y se ha calmado. Jesús tuvo tanto amor ante Su creación que decidió hacerse hombre para por amor recibir el castigo que merecía la humanidad. Por amor, no por miedo. Para que todo aquel que crea en Su nombre esté ante la presencia del Padre y goce los mismos privilegios de Hijo que Él. Por lo que, Dios ya no está airado con todo aquel que reciba a Su Hijo como Salvador. Si tú has aceptado a Jesús como tu Señor y Salvador ya no hay nada por qué tener miedo.

Dios no espera que seas perfecto más que con esfuerzos sinceros crezcas cada vez más a la imagen de Su Hijo. El Señor no mira tu justicia sino la justicia de Jesús y la fe que tienes en Él. Mantén una comunión estrecha con tu Padre y pídele que te muestre Su amor, y Él echará fuera todo miedo.

En el amor de Dios no hay miedo, jamás se inquiete tu corazón al esperar un castigo de Dios. Él no está airado. El Señor ve a un hijo en ti; y el espera que lo ames y conozcas Su perfecto amor, no que le tengas miedo. Conoce más a Jesús y Su amor. Sé perfeccionado en Su amor.

Ya no hay porque tener miedo.

Autor: Richy Esparza

Escrito originalmente para: www.devocionaldiario.com

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