Dios atiende nuestras oraciones – Reyna García
Dios atiende nuestras oraciones
por Reyna García
En el capítulo 1 del primer Libro de Samuel encontramos un ejemplo de la atención de Dios a nuestras oraciones. Revisemos las características de esta oración de una sierva llamada Ana, pero que también puede llamarse como vos: (podes poner tu nombre en su lugar)
Características de la Oración de Ana:
1) Ana estaba clara de su necesidad y anhelaba tener lo que estaba careciendo en ese momento: Ella no tenía hijos y deseaba tenerlos, por eso ella cuando rogó a Dios, pidió sabiendo lo que quería. Esto es importante, porque muchas veces nosotros no recibimos repuestas a nuestras oraciones porque no sabemos pedirle a Dios, porque lamentablemente ni siquiera sabemos lo que queremos.
2) Ana perseveró a pesar de las circunstancias y entorno contrario en el que estaba viviendo. Ella no dejó a un lado su anhelo, a pesar de que los años pasaban y no lograba tener su hijo y aunque sufriera las humillaciones de su rival, no abandonó su sueño de ser madre, tampoco lo sustituyó por otro, ella sabía lo que quería y lucharía por alcanzarlo. Contrariamente nosotros cuando vemos que nuestro sueño no se cumple, nos damos por vencido y dejamos de pedirle a Dios, porque creemos que si no nos ha respondido hasta ahora, es porque probablemente no es Su Voluntad, entonces dejamos de orar y abandonamos a medio camino nuestro anhelo o inclusive a veces hasta sustituimos un sueño por otro y decimos, bueno talvés esto no me conviene y lo que Dios quiere es otra cosa para mí…
3) Ana no se conformó con la ofrenda que su marido le daba para Dios, sino que decidió hacer también su parte y aunque se dio el tiempo para entristecerse como es natural (dice la Palabra: lloraba y no comía), no se quedó allí, sino que tomó la decisión más importante: Se levantó. (hizo una acción, no se quedó postrada), Aunque su marido todos los años subía de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo y le daba una parte escogida porque la amaba, ella no se conformó con esto sino que recuperó sus fuerzas (dice la Palabra: “Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo”. Esto me llama mucho la atención porque dice… en Silo, precisamente en el lugar donde ellos subían cada año a adorar y ofrecer sacrificios a Jehová, lo cual quiere decir que el alimento que ella tomó no fue natural, sino espiritual. Ella renovó sus fuerzas, se nutrió con el pan y el vino del cielo, mientras estaba orando. Leamos y meditemos nuevamente lo que dice la Palabra: “Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente”. Esto nos enseña que si llegamos delante de Dios con un corazón humilde, nosotros podemos desahogar nuestras cargas, angustias y necesidades, confiando que El a cambio nos alimentará y renovará nuestras fuerzas.
4) Ana hizo voto. Ella no solamente oro y lloró, sino que también ofreció. Hacer voto es hacer pacto o comprometerse. Dios quiere eso de cada uno de nosotros, que nos entreguemos en compromiso y no que lo busquemos superficialmente cuando tenemos necesidades. Dios Padre nos entregó a su hijo en sacrificio para nuestra redención y espera de que nosotros también respondamos, no igual, porque nunca podremos llegar hacer lo que Jesucristo hizo por nosotros, pero si con alto nivel de entrega.
5) Ana oró largamente delante de Jehová: Esto nos enseña que debemos dedicarle tiempo a nuestra oración y no hacerlas a la ligera como acostumbramos muchas veces, consecuencia de la vida agitada que llevamos, donde estamos acostumbrados a “la comida rápida de microondas”, “al café instantáneo”, “a los jugos enlatados”, etc. Como bien decimos “chatarra, chatarra”, que más que beneficio, perjudican nuestra salud, pero lamentablemente los usamos, porque el tiempo nos apremia. Así de esa manera hemos querido acomodar a Dios en nuestras agitadas vidas, justificando incluso que como El todo lo sabe, no es necesario que tardemos mucho orando, lo cual hace que cada vez sea menor el tiempo que le dediquemos a nuestra relación con nuestro Padre Celestial, alejándonos y enfriándonos espiritualmente. Por eso se dice: Dime cuanto oras y te diré como andas…o te veo como andas y te diré cuanto oras…
6) Ana hablaba en su corazón: Si Ana hablaba en su corazón, es porque sabía que Dios estaba allí y le escuchaba. Si nosotros hemos abierto nuestro corazón a Dios, debemos confiar que su Santo Espíritu mora en nosotros y está con nosotros!, por tanto no es necesario gritar para que Dios nos escuche. También creo que orar en el corazón quiere decir: “orar con sentimiento”, no repetir mecánicamente las palabras, sino sentir realmente lo que estamos diciendo.
7) Ana reconoció su necesidad de Dios. Ella afirmó ser una mujer atribulada de espíritu y por ello buscó la presencia de Dios y derramó su alma delante de El. Me pregunto como es derramar el alma delante de Dios?. Digamos que es dejar caer todo si preocuparnos, sacar de lo más profundo de nuestro ser todo por completo y entregárselo a Dios…
8) Ana hizo un ALTO en su camino y dejó atrás su comportamiento anterior al decir: “Por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora”. Excelente decisión!. Digamos entonces, hasta hoy dejo de hablar miserias y angustias. Ya no me quejaré más.
9) Ana recibió la palabra declarada del siervo de Dios, cuando él le dijo: “Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”. Ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Debemos creer la declaración de la palabra de Dios a través de sus siervos y no olvidemos la palabra tiene poder!
10) Ana cambió de actitud después de orar y recibir la palabra del siervo de Dios: “Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste”. Nos cuesta mucho cambiar nuestras actitudes negativas, pero debemos hacerlo, si creemos que Dios está al control de nuestras vidas, que responderá nuestras oraciones y que cumplirá sus promesas, entonces ya no tenemos porque estar más tristes!.
11) Ana adoró a Dios: “Y levantándose de mañana adoraron delante de Jehová”. Es importante levantar altares de adoración a Dios, si es en familia mucho mejor (Ana oró con su marido), cumpliendo lo que dice el Señor, que donde nos reunimos dos o tres en Su Nombre, El está con nosotros. Otro aspecto que llama mi atención es que aparece otra vez la acción: Y levantándose, que nos quiere decir esto?. Bueno, pues que Dios espera de nosotros que sigamos en acción, no porque hayamos orado y confiado que El lo va hacer todo, nos vamos a quedar en letargo, Noooo!!! Hay que continuar la batalla, pero esta vez de manera diferente, con nuestra entrega a El, lo cual hacemos cuando nos rendimos completamente, reconociendo que El es todo para nosotros y le adoramos es espíritu y en verdad. Pero esta vez también se agrega el complemento perfecto: de mañana, ay Dios, cuanto nos cuesta levantarnos de mañana!!!, pero es necesario!, arriba pues!, entreguemos nuestra primicia del tiempo cada mañana en adoración al Padre…, y que lindo lo que dice el final del versículo … y Jehová se acordó de ella. Cuando se acordó?, nada más y nada menos que después que Ana se levantó de mañana con su marido y adoraron delante de Jehová!. Entonces, adelante.. si queremos que Dios se acuerde de nosotros, entonces a levantarnos de mañana a adorar al Señor de nuestras vidas.
12) Ana agradeció a Dios cuando recibió lo que había pedido, de que manera lo hizo?, primeramente reconociendo que su milagro lo recibió porque Dios se lo dio. Dice la Palabra: “y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová”. Nos pasa muchas veces que después de haber orado y recibido de Dios lo que pedimos, no creemos que haya sido la repuesta a nuestra oración y atribuimos los hechos a las “casualidades” o a cualquier otra cosa o persona, menos darle el honor y agradecimiento a Dios.
13) Ana cumplió su palabra. Aunque Elcana el marido de Ana y toda su familia ofreció a Jehová el sacrificio y voto acostumbrado, ella no olvidó que personalmente había hecho un voto y después de que pasó el tiempo necesario para que su hijo estuviera listo para entregarlo al sacerdote, cumplió en entregarlo tal como lo había ofrecido. Observemos que el voto hecho por Ana significaba un gran sacrificio, pues ella anhelaba mucho ser madre, sin embargo estaba dispuesta a entregar a su hijo por cumplir lo que había prometido.
14) Ana además de cumplir con el voto, entregó ofrenda al sacerdote. Ella no llevó a su hijo nada más, sino que llevó consigo tres becerros, un efa de harina y una vasija de vino para presentárselo a Elí el sacerdote. Aquí aprendemos que debemos reconocer y dar ofrendas a los siervos de Jehová, no por necesidad, sino por agradecimiento. La palabra declarada de Dios a través de este siervo se había cumplido: “Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”.
15) Ana dio testimonio de lo recibido de Dios: Y ella dijo, “Oh señor mío!, Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”. Que buen ejemplo nos da Ana, no solo cumplió con pagar su voto, sino que testificó el milagro, reconociendo que había orado y que Dios le había respondido y luego volvió a adorar en agradecimiento. Cuantas veces nosotros recibimos de Dios lo que le hemos pedido y nos avergüenza pasar delante de nuestras congregaciones para glorificar a Dios con nuestro testimonio?
Qué bella enseñanza nos ha dado Dios en su palabra a través de Ana.
Que sea para bendición para todo aquel que la lea y decida actuar de esta misma manera.
Paz y Bien.