Llegando a la meta – Jonathan Avila

Llegando a la meta

por Jonathan Avila

llegando-a-la-metaEste fin de semana estaba meditando en unos versículos de la Biblia donde Pablo nos enseña tres ingredientes para alcanzar nuestras metas y me gustaría compartirla con ustedes. La cita bíblica esta en Filipenses 3:13-14 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

1. Olvidar el pasado

El primer principio que tiene una persona que llega a sus metas es olvida lo que queda atrás. La vida de Pablo esta llena de muchas malas experiencias en su intento de llegar a su meta. El tenía la meta de predicar el evangelio de Cristo. En su intento, sufrió muchas cosas que yo nunca he pasado y para ser honesto no quisiera pasar; algunas de ellas fueron: encarcelamiento, ser apedreado, azotado y naufragios. A pesar de todas estas malas experiencias, su meta seguía siendo la misma, olvidaba lo que pasó y seguía predicando.

¿Cuáles han sido las malas experiencias de tu pasado que te están deteniendo de llegar a tu meta? A lo mejor sientes que tu familia no fue una familia ideal, el nivel de tu educación no es que desearías tener ó tal vez te fue mal en un negocio, en una relación.

El tener los fracasos del pasado en nuestro presente nos impide tener las bendiciones del futuro. Cuando nuestra mente esta pensando en nuestro pasado, esa ocupada lidiando con desilusión, culpa, tristeza, fracaso, frustración; pero cuando dejamos a un lado las malas experiencias del pasado, nuestra mente comenzará a ocuparse en el Segundo punto:

2. Ver hacia el futuro

El poner nuestra mente y nuestra mirada en el futuro que Dios tiene para nosotros servirá como motivación para caminar y alcanzar todas esas bendiciones preparadas para nosotros. El ver hacia el futuro nos llena de fuerza y aliento. Esto lo podemos en otra parte de la Biblia donde Caleb un hombre de 85 años de edad se sentía con la fuerza y ánimo de un hombre con la mitad de su edad. ¿De dónde venían sus fuerzas? Sus fuerzas venían de tener presente su futuro. Cuando Caleb tenía unos 40 años el recibió una promesa, que él habitaría en una tierra libre de esclavitud, donde fluía leche y miel. Esa meta que el tenía renovaba sus fuerzas día tras día, año tras año. Casi toda la generación del pueblo de Israel que salió de Egipto siguiendo la meta de la tierra prometida se quedó en el desierto. Esta generación tenía algo peculiar, que siempre recordaban sus días de esclavitud en Egipto, siempre se estuvieron quejando con Moisés que mejor era la tierra de Egipto porque ahí tenían que comer y beber. Para mí esto fue lo que marcó la diferencia entre Caleb y el resto de Israel; Caleb siempre tuvo su mirada fija en el futuro que Dios tenía para el, y los demás tenían su mirada fija en el pasado de Egipto.

Tenemos que hacer lo que Pablo nos aconseja, “extendernos a lo que esta adelante”. Nuestra mirada, nuestras fuerzas en fin, todo nuestro ser debe de estar enfocado en lo que esta adelante de nosotros. A pesar de que nuestra meta se mire lejos de alcanzar, pasó a paso con paciencia y dejando que Dios mismo sea nuestra fuerza llegaremos a donde queremos llegar.

3. Proseguir

Me he encontrado con personas que confiesan que su pasado esta en el fondo del mar, y que saben que Dios tiene un lindo plan para sus vidas; pero cuando presto atención a sus vidas me doy cuenta que están estancados en una laguna de conformismo. Mucha gente lee en la Biblia, escucha predicaciones domingo tras domingo, van a congresos, conferencias, donde reciben palabra directa de Dios acerca de un ministerio, llamado, o alguna petición específica y se van contentos a sus casas diciendo Dios me habló y ya!

El tercer principio que tenemos que tener es el principio de Proseguir. Lo que quiero decir con esto es que debemos olvidar los fracasos de nuestro pasado, ver el futuro de Dios para nosotros, y ¡accionar! ósea hacer algo al respecto. Caleb miró su futuro llegó a la tierra prometida pero este hombre de 85 años tuvo que pelear por esta promesa. Había otro pueblo viviendo en el territorio que Dios le dijo que era de el; lo que me gusta de esta historia es que el no se quedó con los brazos cruzados, observando como otros gozaban de la tierra que Dios le había entregado. Caleb tuvo que guerrear contra esta gente y arrebatar lo que era de el.

Yo quiero animarle a que luche por su meta, por esa promesa que Dios le dio. No se conforme con recibir una palabra de Dios, si no que tome esa palabra y luche con las armas que Dios le ha entregado para hacer esa meta realidad.

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Web de Jonathan: www.jonathanavilamusic.net

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