El cristianismo es algo que somos – Jaime F. Massó
El cristianismo es algo que somos, no necesariamente algo que hacemos
por Jaime F. Massó
Mucha gente tiene estos términos invertidos o confundidos. Se piensa que el cristianismo tiene que ver con cosas que hacemos, sin embargo, no es del todo así. El cristianismo tiene todo que ver con lo que somos y el resultado de lo que somos se refleja en lo que hacemos. Lo que hacemos tiene que brotar de lo que somos por dentro, en nuestros corazones; en nuestras convicciones, de otra manera se convierte en pura religión vacía y sin esperanza, de allí nos sacó el Señor.
La Palabra nos habla de lo que hicieron grandes hombres de fe y compromiso. Quizás esto nos dé la idea de que tenemos que hacer cosas grandes para Dios como si fuera un club al que pertenecemos o un ideal político. Sin embargo aquellos grandes héroes de la Biblia hicieron grandes cosas porque tenían una relación cercana con Dios, tenían a Dios en sus corazones, tuvieron gran confianza en el Dios a quien servían y estuvieron dispuestos a hacer lo que sus convicciones dictaban.
¿Cómo David pudo pararse frente a Goliat si no tenía una gran confianza en su Señor? ¿Cómo Daniel pudo enfrentar arriesgarse a caer en el foso de los leones si no estuviera seguro del poder de Dios? ¿Cómo sus amigos Ananías, Misael y Asarías se atrevieron a decirle al rey que no les importara si Dios los salvara o no, y habiendo dicho esto decidieron no arrodillarse ante la estatua que hizo el rey?
La relación que tenemos con Dios, la comunión que tenemos con Cristo es algo que sucede en el corazón, en nuestra convicción. Eso nos lleva a demostrar la confianza que tenemos en El. Si no estamos plenamente convencidos de lo que decimos que creemos no haremos nada simple ni extraordinario para Dios. Es ahí adentro, en el corazón, donde tiene que estar nuestro convencimiento, nuestra confianza, y nuestra decisión de hacer grandes cosas en el nombre del Señor.
No tenemos que hacer cosas muy grandes. Podemos hacer cosas pequeñas que den resultados grandes. Por ejemplo; podemos expresar amor a nuestra familia y así nuestros hijos crecerán saludables emocionalmente. Así serán padres y madres que siguen el camino que les hemos enseñado. Podemos ser responsables por nuestras decisiones y así hacer la diferencia en el lugar de trabajo. Podemos ser fieles a Dios en cosas pequeñas y así cambiar nuestra sociedad.
Podemos empezar con cosas pequeñas que impacten nuestra ciudad, nuestro estado, nuestra nación, y al mundo.
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Escrito para www.devocionaldiario.com