Ponte en Sus Manos – Noé Isaí Tapia
Ponte en Sus Manos
por Noé Isaí Tapia
“Simón Pedro les dijo: voy a pescar. Ellos le dijeron: vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada”. (Juan 21:3)
Pedro tenía los conocimientos necesarios para obtener una buena pesca, pues ese era su oficio antes de que el Señor Jesús lo llamara. Él sabía como realizar su trabajo, lo lógico era que obtuviera algo, no obstante, ¡no pescó nada!
Frecuentemente emprendemos alguna actividad u obra por iniciativa propia, pues consideramos, al igual que Pedro, tener las destrezas suficientes para hacerlo.
Como paréntesis te diré que probablemente si en algún asunto secular lo haces así, (dicho coloquialmente) “en una de esas y pegas el chicle”. Sin embargo, en los negocios de Dios las cosas no funcionan de esa manera, es decir, “no pegarás el chicle”.
Tal vez estés pensando: pero Pedro no estaba haciendo algo para servir a Dios. Y es correcto, por lo cual quiero que consideres lo siguiente:
Pedro fue llamado a la obra del Señor, y el ir a pescar no traía ningún beneficio a Su Reino, por tanto, si tú has sido llamado a trabajar en los negocios del Rey (no confundir con el Supremo Llamamiento 1a Corintios 1:9) y en lo que haces o vayas a hacer, no produces ningún fruto para el Reino de Dios, dudo que obtengas una abundante cosecha. ¿Y que de todos aquellos que no están al servicio de Dios? Quizá en otra ocasión hablemos más al respecto, por el momento omitiré hacerlo para no perder el sentido de lo que trato de decirte, pero si te interesa ahondar más lee: Eclesiastés 1:13; 2:26 y Proverbios 13:22 estas son algunas citas referentes a ello.
Volviendo al tema, el versículo citado dice al final: “…Aquella noche no pescaron nada.” Lo cual nos muestra que Pedro y los demás ¡trabajaron arduamente! y por un largo período de tiempo, sea lo de cada quien, cuesta más esfuerzo trabajar de noche, y aún así, redundo, ¡no obtuvieron nada!
Si vamos a hacer algo en servicio y para el Reino de nuestro Señor, no importa cuanto nos esforcemos, no obtendremos muchos resultados de nuestro trabajo si nos enfocamos en nuestras habilidades y capacidades. Si el Señor no edificare la casa, resulta en vano nuestro trabajo intentándolo “Salmo 127:1-2”.
Pero cosa muy distinta es cuando escuchamos y actuamos conforme a la voluntad y dirección de nuestro Señor. “Vrs.6a.- Él les dijo: echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis.”
El Señor ¡jamás! Te mandará a hacer algo para ver si obtienes algún provecho de ello. Cuando Dios te dice que realices alguna obra, ten por seguro que la provisión se hará presente. Pero no será cualquier provisión, recordemos que estamos hablando del Rey de Reyes, cuyo imperio no tiene límite “Isaías 9:7”. No esperes recibir poco de parte del Señor, te diré algo mejor aún, lo que esperas obtener, ¡no se compara a lo que Él proveerá! ¡Aleluya! “Vrs 6b.- “Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.”
Ahora bien, hemos visto que hay que actuar conforme al consejo de nuestro Señor, pues así obtendremos mejores resultados, incluso como solemos ilustrar los mexicanos, diríamos que “matamos dos pájaros de un tiro”, por un lado obedecemos al Señor y quedamos bien con Él, y por el otro obtenemos el beneficio de la cosecha, bendición, frutos o como quieras llamarle.
Al parecer todo ha acabado muy bien, otro gran final feliz. Pero mentiría si te dijera que aquí termina todo lo que te quiero compartir hoy. A mi parecer el siguiente punto es ¡muy importante! No porque los anteriores no lo hayan sido, pues de hecho son tan importantes, que llegan a deslumbrar nuestras vistas y de pronto en un abrir y cerrar de ojos, muchas personas llegan a casarse con la obra del Señor y se olvidan del Señor.
Esto se aprecia en los versículos 4-5: “Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús”. 5 “Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.”
Si algunos conocieron bien al Señor, esos fueron sus discípulos. Recordemos que ellos convivieron alrededor de ¡3 años! con el Maestro. Imagínese cuantas cosas hicieron con Él: comieron con Él, caminaban con Él, vieron sus milagros y señales. ¡Como no reconocerlo! ¿Olvidarías rápido a una persona con la cual conviviste 3 años? ¿Qué fue lo que los llevó a no reconocerlo?
Cuando estamos tan afanados, ya sea en la obra del Señor o en otras actividades, nuestra atención puede desviarse del Señor a grado tal que, cuando Él se hace presente en algún momento, situación o área de nuestra vida, no le reconocemos ni le distinguimos con claridad, tal y como le sucedió a los discípulos, ¡aún y cuando les habló no lo reconocieron!
No permitamos que la obra del Señor nos separe de la comunión con nuestro Señor, pues ese es el supremo llamamiento hecho al hombre.
CONCLUSIÓN:
1.- Antes de comenzar alguna obra, escucha que es lo que dice el Señor al respecto.
2.- Nunca trates de servir a Dios confiando en tus habilidades.
3.- Cuando sigues el consejo de Dios, Él proveerá en abundancia.
4.- Nada debe anteponerse a la comunión que tienes con Cristo.
5.- Lo que hagas, hazlo para el Señor y Su Reino, te aseguro que verás mejores resultados.
Ponte en Sus manos, Él sabrá darte la dirección adecuada
Escrito para www.devocionaldiario.com
WAAOO!! esta es de coleccion!!!
bendiciones…