Jovencita, mujer soltera; guárdate para el Señor

Hago un llamado a todas las jovencitas y demás mujeres solteras que en medio de la soledad que quizá en momentos de su vida pueden experimentar, se dejan conquistar por las palabras dulces y detalles hermosos del primer hombre que aparece; por lo general, de un hombre sinvergüenza que tiene como única intensión llevarlas a la cama.

De hoy en día es común ver sufrir a algunas jovencitas e incluso a algunas mujeres adultas, únicamente porque no se sienten lo suficientemente importantes, bonitas y valiosas; entonces, su necesidad de aprobación y reconocimiento se convierte en la debilidad preferida de aquellos hombres que tienen como propósito principal, satisfacer los instintos y las pasiones desordenadas de su naturaleza pecaminosa.

¡Mujeres, abran los ojos!… el verdadero amor no se demuestra solamente con lindas palabras, manifestaciones de cariño y regalos hermosos; el verdadero amor también se demuestra por medio de la confianza, la seguridad y el respeto.

Un hombre de Dios que dice amarte de verdad, nunca te pedirá sexo antes del matrimonio; un hombre que te ama de verdad, sueña contigo y hace planes para compartir toda su vida a tu lado, te ve como su futura esposa y no como la mujer que complacerá sus deseos instintivos.

¡Ojo! No caigas en el engaño… coloca tus ojos en Jesucristo, no permitas que nadie diferente a Él ocupe el trono de tu corazón, ni siquiera tú misma. Mira a Jesús como tu tesoro y el propósito de tu vida, ya verás que en el momento oportuno te concederá la gran bendición de encontrarte con el hombre que Él desea para ti, un hombre con temor de Dios y en cuyo corazón es Él quien reina, “Jesucristo, nuestro Señor y Salvador”.

Pídele perdón a Dios en su nombre por pretender agradar a los hombres y al mismo tiempo agradarte a ti misma, en lugar de buscar agradarlo a Él; pídele perdón por tu narcisismo, orgullo y vanidad, dile que quite de tu corazón toda necesidad de reconocimiento que tienes y te permita experimentar la plenitud de su amor. No te dejes llevar por la concupiscencia de tu corazón, resiste a la tentación y rinde delante de Dios cada una de tus debilidades para que su Santo Espíritu tome el control.

“Son hijos de Dios, pero olvidaron lo que Él les dice a sus hijos para animarlos: «Hijo mío, toma en serio la disciplina del Señor, no te desanimes cuando el Señor te corrija. El Señor disciplina a todo el que ama, y castiga a todo al que acepta como su hijo».

No nos gusta cuando nos corrigen porque nos duele, pero luego de haber sido corregidos da buenos resultados. Entonces nos llenamos de paz y empezamos a vivir como debe ser. Fortalézcanse nuevamente, porque se han debilitado. Fíjense bien por dónde caminan para que su debilidad no los haga perder y así puedan salvarse”. Hebreos 12:5-6, 11-13 (Palabra de Dios para Todos).

Jesucristo llenará todo vacío que puedas tener, confiar en Él te librará de sufrir por causa de hombres malintencionados a los que no les importas y quienes simplemente buscan utilizarte. En el Señor encontrarás el verdadero amor, Él te cuidará, Él será tu refugio, tu seguridad y tu fortaleza. Con Él nunca te sentirás sola, Él te hará saber cuán hermosa y valiosa eres, tanto que un día dio su vida por ti… ¡imagínate cuánto te ama! “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Juan 3:16 (Palabra de Dios para Todos).

“Jovencita, mujer soltera; guárdate para el Señor”, ora por ese hombre que quieres tener por esposo, con el que quieres conformar un hogar según los diseños de Dios y espera pacientemente en su soberanía; que se haga en tu vida como Él quiere y te dé sabiduría y humildad para aceptar su voluntad. “Evita las pasiones desordenadas que les complacen a los jóvenes. Esfuérzate por seguir una vida de rectitud, por tener fe, amor y paz, junto con la gente que tiene corazón puro y que ha confiado en el Señor”. 2 Timoteo 2:22 (Palabra de Dios para Todos).

Procura ser esa mujer idónea delante de los ojos de Dios, haz todo para agradarlo a Él, arréglate para Él, conquístalo a Él, sedúcelo a Él con la santidad y el amor que fluye de tu espíritu. No te desesperes, no te angusties, descansa en el Señor, en sus tiempos y sus propósitos.

Hoy te recuerdo lo que le dijo Jesús a la samaritana: “Pero el que beba del agua que Yo doy, nunca más tendrá sed. El agua que le daré brotará dentro de él como un manantial que da vida eterna”. Juan 4:14 (Palabra de Dios para Todos).

¡En Jesucristo, encuentras todo lo que necesitas, lo demás es añadidura!

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.devocionaldiario.com

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