¡Cuidado, fíjate en quién estás creyendo!
¡Cuidado, fíjate en quién estás creyendo!
La soberanía de Dios es hermosa, cuántos años estuve engañada creyendo una enseñanza tradicionalista que en lugar de acercarme a Dios cada día me alejaba más y más de Él, pero lo más impresionante es la confianza que tenía en aquello que creía el camino de la verdad y la salvación. Solía dejarme deslumbrar por aquellos que me hablaban bonito del Señor sin fijarme mucho en la doctrina que predicaban, bastaba con que la mayoría de las personas que estaban a mi alrededor siguieran un mismo camino para pensar que ése era el que debía seguir, hasta que un día, el Señor por su gracia abrió mis ojos y me permitió reconocer la verdad, el único camino y la única manera de acercarme a Él; por supuesto me refiero a Jesucristo su precioso Hijo.
Antes creía que eran varios los intercesores entre Dios y los hombres, cuando solo uno es el mediador “Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5); pensaba que el hecho de recitar y repetir oraciones me hacía piadosa y fervorosa, que el asistir a un “templo” de cuatro paredes significaba estar cerca de Dios; que el imitar a “hombres morales y espirituales”, decir que creía en Dios y que pertenecía a una religión o denominación era suficiente para creerme digna de ser llamada su hija, y así, muchas cosas más que suponía estaban bien hechas y que practicaba en medio de un círculo lleno de tradicionalismo, legalismo y religiosidad, una fachada con la que pretendía “remediar” mi pecaminosidad.
Ahora miro atrás y no puedo dejar de agradecer a Dios por haberme quitado tantas vendas que tenía y que me impedían conocerlo realmente, y también le doy gracias porque a través de esta experiencia me hace reconocer lo frágiles y vulnerables que podemos ser si no nos aferramos a su palabra y no clamamos constantemente para que Él por medio de su Santo Espíritu nos guíe a toda verdad en Cristo Jesús, porque “separados de Él nada podemos hacer” (Juan 15:5).
El Señor tuvo misericordia y a muchos de nosotros nos sigue abriendo los ojos y nos sigue dando entendimiento para que le amemos y le sirvamos según su voluntad. No nos podemos confiar, tenemos que estar alertas, porque fácilmente podemos caer en el engaño que el enemigo ejerce sin descanso a través de falsos predicadores para desviar a las personas del camino de la salvación y la vida eterna, de Jesucristo el Señor, ¡ojo! no estamos exentos de caer en esta trampa maligna. Por eso, ¡cuidado, fíjate en quién estás creyendo! Tristemente, algunas personas que han escuchado el Evangelio de Cristo se jactan y se relajan porque supuestamente ya saben la verdad acerca de su salvación, pero caen en el envanecimiento y terminan desviándose, y una de las principales causas es porque dejan de perseverar en el conocimiento de Dios. Algunos se pueden mofar de haber sido libres en Cristo Jesús cuando a leguas se nota que solamente cambiaron de religión, pasaron de un Egipto a otro Egipto porque siguen siendo esclavos de rudimentos establecidos por un hombre que por autonombrarse “pastor, profeta, apóstol, etc.” se convierte en el ídolo perfecto a seguir, sin tomarse la molestia de discernir conforme la palabra de Dios cuáles son las enseñanzas que estos personajes están impartiendo, tragando entero todo lo que dicen, cuando el Señor nos ha ordenado claramente que debemos discernir y juzgar todo con justo juicio para no caer en el engaño y no apartarnos de su palabra. “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”. Juan 7:24 (RV1960).
Todo aquello que escuchemos y leamos acerca de Dios, venga de quien venga, lo debemos comparar y confrontar con la Biblia, con la palabra de Dios. No seamos como antes que ciegamente y perezosamente creíamos en todo lo que nos predicaban del reino de los cielos, seguíamos el camino que multitudes seguían y nunca nos atrevíamos a leer la Biblia, más bien preferíamos quedarnos con lo que una “persona muy espiritual” nos decía respecto a Dios. “… para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo…”. Efesios 4:14-15 (RV1960).
No nos dejemos impresionar por los títulos ministeriales, los dones, los talentos, la unción o las obras que un hombre dice tener y ejercer en nombre del Señor, hoy muchos se han apartado de la verdad por poner su mirada en un simple mortal. Dios quiere que dependamos de Él, de su Hijo Jesucristo, en el único que podemos creer con absoluta confianza, es a Él a quien debemos mirar todo el tiempo. Solo en Cristo hay salvación, solo en Cristo hay vida eterna, solo Él es digno de escuchar, obedecer, imitar y seguir. “Fijemos nuestra mirada en Jesús, en quien la fe empieza y termina…”. Hebreos 12:2 (Palabra de Dios para Todos).
Creamos solo lo que está escrito en la Biblia, sin añadidura u omisión alguna, estudiemos diligentemente la palabra sin salirnos de contexto, perseveremos en el conocimiento de Dios y Él nos preservará, Él nos proveerá el entendimiento si disponemos nuestro corazón para conocerlo. Pongamos nuestros ojos en Jesucristo y Él en su misericordia y gracia infinita nos permitirá por medio del poder del Espíritu Santo mantenernos firmes en su verdad. No dudemos ni un solo instante de su provisión, Él es el dueño de la sabiduría y a quien le pida incansablemente, con fe, conforme sus propósitos, recibirá. Además, Dios en su admirable bondad proveerá siervos fieles a su palabra que sí promulgan la verdad con celo y respeto, sin contaminación o adulteración alguna, a ellos Él también usará para que crezcamos y maduremos conforme sus Sagradas Escrituras. Que así sea por amor de su santo nombre.
“Tengan cuidado con los falsos profetas, pues ellos están disfrazados de mansas ovejas, pero por dentro son lobos feroces”.
Mateo 7.15 (PDT).
“Habrá muchos falsos profetas que vendrán y engañarán a la gente. Debido a que habrá mucha maldad, el amor de muchos se irá enfriando. Pero el que se mantenga hasta el final, será salvo”. Mateo 24:11-13 (PDT).
“¡Ojo! No permitan a nadie usar la filosofía humana para ganarse su confianza y tomar control de ustedes. No se dejen engañar por gente que viene con ideas falsas que no significan nada. Esas ideas vienen de los poderes espirituales del mundo y de las tradiciones de los hombres, no vienen de Cristo”. Colosenses 2:8 (PDT).
“El Espíritu Santo dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, les harán caso a espíritus que mienten y seguirán enseñanzas de demonios. Esas enseñanzas llegan a través de mentirosos quienes con sus palabras falsas engañan a la gente. Ellos no saben la diferencia entre el bien y el mal. Es como si su entendimiento hubiera sido quemado con hierro candente”. 1 Timoteo 4:1-2 (PDT).
“En el pasado hubo falsos profetas entre el pueblo de Dios, así como también los habrá entre ustedes. Sin que ustedes se den cuenta, ellos les darán falsas enseñanzas que los llevarán a ustedes a la condenación. Se atreverán incluso a negar al mismo Señor, que fue quien pagó el precio de su libertad. Pero al hacerlo, ellos mismos atraerán su rápida destrucción. Muchos los seguirán en su conducta indecente, y por culpa de ellos habrá quienes hablen mal del camino de la verdad. Lo que en realidad quieren los falsos maestros es quitarles su dinero y explotarlos con engaños. Pero Dios les tiene preparada la condena desde hace tiempo, y no podrán escapar del que los destruirá”. 2 Pedro 2:1-3 (PDT).
¡Padre Celestial, ten piedad y concédenos tu gracia para permanecer firmes en tu palabra, en Cristo Jesús, amén!
Escrito por: Marisela Ocampo O.
Escrito para www.devocionaldiario.com