No te alejes – Maite Leija
No te alejes
A quienes nos tocó en algún momento cuando éramos chicos experimentar ese horrible sentimiento de habernos perdido por alejarnos de nuestros padres cuando nos dijeron “no te alejes”, entenderán a la perfección como se siente un niño cuando por alejarse ya no ve a sus papás, ese temor momentáneo que llega avisando que podemos estar en peligro y nos hace vivir momentos de angustia.
Algo similar sucede cuando nos alejamos de Dios, por más que nos habla a través de personas o situaciones, parece que algo mas llama nuestra atención, como aquel juguete que vimos de niños en el centro comercial que nos robó tanto la atención que nos olvidamos que íbamos con alguien y de repente esa persona ya no está, a veces experimentamos esa sensación cuando sin darnos cuenta nos alejamos de Dios, y nos sentimos tan perdidos que no sabemos en qué momento pasó, pero sentimos que no logramos encontrarlo.
A veces nuestra vida esta tan llena de ocupaciones, distracciones, trabajo y tantas cosas que poco a poco nos vamos alejando de Dios, y no nos damos cuenta hasta que nos encontramos tan perdidos que no sabemos cómo regresar a Él.
Dios es ese padre amoroso que lleva a su hijo de la mano por el camino, pero nosotros a veces somos ese hijo distraído que todo le parece interesante y acostumbre alejarse “porque ya es grande sabe lo que hace”, Dios nos habla a través de muchos medios, pidiendo que no nos alejemos, pero nuestros deseos nos llevan aun más lejos, nos envuelven poco a poco hasta perdernos en el camino.
Tal vez tú has sentido que estas lejos de Dios y ni siquiera sabes como sucedió, sientes temor, ansiedad, miedo a lo que puede suceder con tu vida, sientes que oras y Dios ya no te escucha o simplemente la relación que tenias con Él ya no es igual, ¿sabes? Eres tú a quien Dios está buscando, Es Dios ese padre que busca a su hijo y no va pensando que hizo y los regaños que le dará cuando lo encuentre, lo único que quiere es que vuelvas, todo lo que quiere es reencontrarse con su hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Lucas 15:22-24
En la parábola del hijo prodigo, su padre lo esperaba con alegría, saber que regresaba era suficiente, no le hizo reclamos por haberse ido, suficiente tuvo el hijo con aprender la lección al haberlo perdido todo, a veces nosotros nos sentimos como el hijo, indignos de que Dios nos reciba nuevamente, pero olvidamos que la medida de amor de Dios por nosotros es mucho más alta que la nuestra.
El hijo prodigo actuó mal y reconoció su error, pero si se hubiera mantenido alejado por la culpa, no habría tomado la decisión de regresar, a veces la culpa es la que nos impide tomar decisiones, creemos que Dios no nos perdonará por haber fallado, pero el muestra su amor recibiéndonos de nuevo y dándonos una nueva oportunidad.
Dios te llama todos los días a permanecer a su lado, en cada palabra, con un consejo, con una canción, por medio de una persona, Él te dice “no te alejes”, no pretende que no vivas una vida limitada, sino que la vivas cerca de Él para estar al pendiente de ti, para cuidarte, para darte lo que necesitas.
Dios busca mantener la relación contigo de padre a hijo, yo no sé como sea tu vida y mucho menos tu relación con Él, pero si sé y estoy segura que te ama y no desea que te alejes, hay cosas que si pueden evitarse, puedes ahorrarte muchos momentos dolorosos tomando buenas decisiones a tiempo.
Autora: Maite Leija
Escrito para: www.devocionaldiario.com