¡Gracias, Señor!
¡GRACIAS, SEÑOR!
Gracias, amado Dios, por tener la esperanza de un “mañana”, aunque haya problemas, temores, incertidumbres. Muchos hoy ni siquiera saben si tienen un “mañana”.
Gracias por el agua calentita con que me bañé esta mañana muy temprano. Muchos ni siquiera tienen agua para beber.
Gracias por el rico aroma del café del desayuno. Muchos pasan días sin comer.
Gracias por estos pies con los que camino hacia el trabajo. Muchos no pueden caminar y otros no tienen un trabajo a donde ir.
Gracias Dios, por un lugar donde vivir. Aunque no es mío, lo disfruto como si fuera mío. Muchos viven en las calles, no tienen un lugar donde vivir.
Gracias por qué vestir, muchos no tienen qué ponerse.
Gracias por la salud. Hay algunos sobresaltos, dolores, dificultades… pero puedo levantarme cada mañana, escuchar el canto de los pajaritos, ver el amanecer, oler el aroma de las flores y aún, sentir el dolor del pinchazo de las espinas de las rosas… Hay quienes no ven, no oyen… no sienten.
Amado Dios, gracias por una familia que me extraña y me espera cuando no estoy. Es muy triste llegar a una casa oscura, sola y vacía…
Y… Gracias Dios por esa Palabra, tu Palabra. Que a veces me cuesta tanto ponerme a leer. Hay lugares en el mundo en que la gente encuentra la muerte tan sólo por tener una porción de ella.
AMADO SEÑOR, MIENTRAS MÁS TENGO, MÁS ME QUEJO. HOY TE PIDO PERDÓN POR CADA UNA DE MIS QUEJAS.
HOY TE DOY GRACIAS POR TU INFINITA “GRACIA”. HOY TE DOY GRACIAS POR SER TAN BUENO Y GENEROSO CONMIGO, A PESAR DE MÍ. HOY TE DOY GRACIAS POR AMARME ASÍ, AUNQUE NADA HICE PARA QUE ME AMARAS. JUSTAMENTE TODO LO CONTRARIO, MÁS ME PERDÍ, MÁS ME AMASTE, MÁS ME BUSCASTE.
Nada hay que podamos hacer para que Dios nos ame MENOS de lo que nos ama.
Nada hay que podamos hacer para que Dios nos ame MÁS de lo que ya nos ama.
Y es que la voluntad de Dios JAMÁS nos va a llevar hasta donde SU GRACIA no nos pueda alcanzar.
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
(Romanos 8:38-39 RV1960)
Por: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.devocionaldiario.com