Con el Poder de Dios o EN el Poder de Dios – Luis Caccia Guerra

Con el Poder de Dios o EN el Poder de Dios

Dice la Biblia en Números cap. 20 que el pueblo había ido a quejarse a Moisés por la falta de agua.

Treinta y ocho años habían transcurrido desde que estuvieron por primera vez tan cerca dela Tierra Prometida. Este pueblo que venía con quejas delante de Moisés no era el originario que salió de Egipto atravesando a pie las aguas del mar. Era toda una nueva generación, pero con los mismos pecados de sus padres: liberados con mentalidad de esclavos.

Entonces, Dios le dijo a Moisés que hablara a la peña y que El haría brotar aguas de ella. Moisés debía solamente HABLARLE a la peña y Dios haría el milagro. Esa era la consigna de parte del Altísimo. No obstante ello, Moisés profirió palabras  imprudentes contra el pueblo, al tratarlos de rebeldes y habló de más al decir: ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?”  como si al autor del milagro fuera él mismo. Acto seguido, en lugar de hablarle a la peña, tal como Dios se lo había instruído, GOLPEÓ LA PEÑA DOS VECES con la vara (Núm. 20:10 y 11). El milagro se produjo, pero para Moisés hubo consecuencias que lamentar.

Aquí vemos a un Moisés agotado y con su paciencia en crisis. Más allá de todo simbolismo, figura de Cristo e interpretación teológica, he visto en esta escena de las Escrituras una  aplicación puramente devocional, toda vez que me siento absoluta y completamente identificado con la actitud de Moisés.

Y es que vivimos golpeando la peña, en lugar de hablarle y confiar en Jesús, quien se hará cargo del milagro.

Los que saben, tienen suficientes motivos para creer que la vara con la que Moisés golpeó la peña era la de Aarón; es decir, la vara del Sacerdocio. A cada uno de nosotros nos ha sido dada una vara de sacerdocio, de real sacerdocio.

Hablarle a la peña o golpearla, más allá de todo significado teológico, define de quien proviene la acción. Hablarle, tal como Dios lo ordenó, es de Dios. Golpearla es del hombre. Es la actitud la que define también si estamos yendo a Dios a pedir ayuda para hacerlo nosotros mismos con el plus extra de un poder que no tenemos, o lo estamos haciendo en su Nombre, EN EL PODER de Dios cobijados bajo su Autoridad y Soberanía.

En pocas palabras: la diferencia entre pedir ayuda para hacerlo yo mismo o pedir poder para que sea el Señor quien obre a través y por intermedio de mi vida y ministerio.

Como dijo Blaise Pascal (1623-1662) científico, filósofo y escritor francés:

“Señor, ayúdame a hacer lo grandioso como si fuera algo simple, ya que lo hago con tu poder; y lo simple, como si fuera algo grandioso, ya que lo hago en tu Nombre”.

Mas vosotros sois linaje escogido,  real sacerdocio,  nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

(1 Pedro 2:9 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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