Cadena de eventos – Luis Caccia Guerra
Cadena de eventos
por Luis Caccia Guerra
Días atrás, en oportunidad de sufrir un accidente doméstico que pudo ser mucho más grave pero que a Dios gracias sólo tuvo como consecuencia unos pocos puntos de sutura en una de mis manos, fue motivo de reflexionar sobre unos videos documentales que había visto hacía tiempo relacionados con los terribles accidentes del avión supersónico de pasajeros Concorde y el del transbordador espacial Columbia.
En cada uno de estos interesantes documentales se mostraba y demostraba cómo los desenlaces fatales que todos conocemos no eran resultado del azar, ni mucho menos de un hecho único y fortuito instantes previos a las tragedias, sino de una cadena de eventos que se fueron hilando uno tras otro de tal manera que el resultado final no podría haber sido otro. Fallas ocurridas durante el despegue y errores del equipo de mantenimiento de otra aerolínea, se encontraban entre la cadena de las muchas causas que en su conjunto condujeron a sus respectivas tragedias.
En mi caso, torpeza, pérdida de concentración y exceso de confianza al utilizar un enorme y afilado cuchillo de cocina, dieron como resultado un corte de serias proporciones en una de mis manos, que motivó la intervención de un servicio médico de emergencia.
Y es que estas leyes que rigen en mayor escala para los fatales desenlaces de los documentales que comentaba al principio, son exactamente las mismas que se aplican a nuestra vida diaria para los grandes y pequeños hechos. Todos y cada uno de los eventos -buenos y malos- que nos están sucediendo hoy, no son otra cosa que el resultado de circunstancias que se han ido hilando una tras otra, como un eslabón se añade a una cadena uno a continuación del otro hasta llegar a un resultado final.
Un proverbio chino muy antiguo dice que “una cadena no es más fuerte que uno sólo de sus eslabones” y tiene razón. Una cadena puede ser muy fuerte pero si uno solo de sus eslabones se rompe, es la cadena la que se ha roto.
La concatenación de eventos en nuestro diario transcurrir es exactamente lo mismo: Buenos resultados, éxito, una cadena fuerte si la secuencia a sido la adecuada. Desastre, fracaso, si hubo errores en el medio, cualquiera sea su importancia o valor… cadena rota.
El éxito que hoy estamos disfrutando o el fracaso que hoy nos toca llorar, no es otra cosa que el resultado de una cadena de decisiones; ni más ni menos que la cosecha de nuestra propia siembra.
Es por ello que en cada paso es absolutamente necesaria la dirección divina y someterse a la voluntad de Dios, nos guste o no. El conoce lo que habrá y sabe lo que dará los mejores resultados para nuestras vidas.
No os engañéis, Dios no puede ser burlado; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
(Gálatas 6:7 RV2000)
Escrito para www.devocionaldiario.com