Renovemos nuestra mente

por Lucy Carmona

Desde que nacimos hemos adquirido diferentes patrones de pensamiento de acuerdo a las costumbres del lugar en que nos criamos o de nuestra familia; por ende este modus-vivendi nos ha seguido toda la vida. Por eso en muchas ocasiones conocemos a tales o cuales personas por su nombre, pero no es hasta que decimos; “el gordo, el calvo, el gigante, el enano” no sabemos de quien estamos hablando, pues estas características definen e identifican a tales personas. En muchísimas ocasiones hacemos lo que otros hacen y muchos de nosotros ni siquiera nos hemos detenido a pensar si es lo correcto, o si hay alguna otra manera mejor manera de hacerlas. La Palabra de Dios nos dice en Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Entendemos entonces que existe un vínculo entre el viejo hombre y ciertos hábitos, costumbres y actitudes que deben ser removidos de nosotros.

Por consiguiente, el Señor nos insta en su Palabra: Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Es interesante el pensar este gran contraste; estamos tratando de vivir una nueva vida en Cristo sobre pensamientos viejos y conceptos que no agradan al Señor; así que por eso no ocurren cambios más notables y trascendentales en nosotros.

Para recibir una transformación (metamorfosis) en nuestro entendimiento primero tenemos que recordar que nuestros pensamientos deben estar centrados en Dios y en su Palabra de manera que el cielo sature nuestra mente. Es importante que comprendamos que cuando la Palabra declara “no os conforméis a este mundo”, esta significando que nosotros no tenemos que ajustarnos a la manera de este mundo, ni a las cosas transitorias que marchan a través de las edades las cuales nos perjudican en nuestra salud espiritual; por el contrario nos habla de “renovación de nuestro entendimiento”. Estamos llamados a ser gente diferente, a que ocurran cambios permanentes y por lo tanto tendremos entonces que reemplazar ideas, conceptos, y actitudes.

Dios le susurro a líder Josué el secreto: “nunca se apartara de tu boca este Libro de la Ley sino que de día y de noche meditaras en El para que guardes y hagas conforme a todo lo que en El está escrito, porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8). Así que todo comienza en nuestra mente. Nuestros pensamientos se convierten en acciones y nuestras acciones en hábitos. Recuerda que “eres lo que piensas”.

¿Quieres cambios en tu vida?

¡Comienza a meditar en la Palabra de Dios!

Escrito para www.devocionaldiario.com

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