Viviendo como siervos del Señor – Kenny Quijada
Viviendo como siervos del Señor.
1 Pedro 2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.
Extranjero es una persona que no procede del lugar o país en donde se encuentra. Peregrino es una persona que anda por tierras extrañas durante cierto tiempo.
Día a día el pueblo de Dios, es peregrino y extranjero en el mundo que vivimos, y aunque vivimos en el mundo no somos del mundo.
Una persona que por ejemplo va de viaje a alguna ciudad que no es donde nació o cuando va de visitante a un país que no es su nación de origen, normalmente es reconocido inmediatamente por los locales como un extranjero. Por ejemplo para nosotros ya es común ver colombianos, peruanos, asiáticos en nuestro país y apenas con ver sus rasgos físicos y su forma de hablar ya sabemos que son extranjeros, sabemos que no son venezolanos. En el caso de los asiáticos, ellos en nuestro país mantienen su cultura, su forma de ser, su dialecto, su lengua original y a pesar de estar lejos de su nación y aun teniendo años en nuestro país, siguen siendo casi los mismos que cuando llegaron aquí, digo casi porque ya hoy día puede que hablen casi a la perfección el castellano y mas aun al lenguaje coloquial.
Nosotros a pesar de venir del mundo, al aceptar al Jesús como Señor y Salvador pasamos a ser nuevas criaturas, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Quiere decir que desde el momento que aceptamos a Cristo en nuestros corazones nuestra vida no es la misma, nuestra manera de ser, de pensar, de hablar, de andar debe ser diferente a la que teníamos en nuestra vida pasada, por ejemplo si antes éramos pachangueros ya no lo somos, si antes la persona era delincuente ahora con una vida nueva en Cristo ya no lo es, y así de acuerdo sea el caso.
Hoy día es triste ver como una cantidad de cristianos que por no querer de verdad cambiar sus vidas para Dios siguen siendo los mismos que eran antes de aceptar al Señor y no han mostrado un verdadero arrepentimiento o una verdadera conversión al evangelio, tal vez por pena o vergüenza, tal vez porque los placeres de este mundo son mas fuertes que sus ganas de servir a Dios.
El apóstol Pedro en el versículo que tomamos como base nos ruega como a extranjeros y peregrinos que nos abstengamos de los deseos carnales que batallan contra el alma, pero cuanto cristiano no hay hoy día satisfaciendo los deseos de la carne, cuanto cristiano hoy día no pierde su valioso tiempo sentado frente a un televisor, cuantos no pierden su tiempo averiguándole la vida al hermano y criticándolo en vez de estar orando por el? Cuantos en vez de hablar de Cristo andan hablando de la última novela que están transmitiendo por televisión o del último disco de Marcos Witt? Cuanto cristiano hoy día no se acostumbra o no se adapta a la nueva vida que tiene en Cristo Jesús y en temporadas como los carnavales, semana santa o diciembre termina metido en esas fiestas paganas adorando sin querer queriendo a Satanás? Dios nos ayude a no contaminarnos con el mundo y a permanecer fieles a su palabra.
En esta carta, Pedro le escribe a los que fueron expatriados, a los que por alguna razón o circunstancia fueron obligados a salir de su nación como en el caso de los cristianos judíos que por consecuencia de la persecución que sufrieron fueron esparcidos por el mundo. Esta carta o estas palabras de Pedro también se aplican a nuestra vida y se nos ruega igualmente que batallemos con los deseos de la carne, que batallemos con nuestra carne para poder orar, para alabar a Dios, para poder ayunar poder tener una vida devocional con Dios.
En 1 de Juan 2:15 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Una vez mas el Señor nos dice que no amemos las cosas que están en este mundo porque todo lo que hay en el mundo como los deseos carnales, la vanagloria de la vida no provienen de Dios. El mundo y todo lo que aquí hay pasará algún día por tanto esforcémonos por hacer la voluntad de Dios para de esa forma ganarnos la vida eterna.
En muchas oportunidades los evangélicos somos vistos como extraterrestres, como extraños en nuestro entorno ya que no hacemos muchas de las cosas que normalmente hace la gente, como por ejemplo tomar alcohol en una fiesta de cumpleaños. Cuando usted le habla de Dios a la gente hoy día en algunos casos esa persona a la que le hablamos de Dios nos queda viendo como si fuésemos locos, y es normal, hoy día ciertas personas están tan ligadas al mundo que por sus mentes no pasa la minima idea de que Dios existe aunque en sus corazones estén grabados los mandamientos de Dios.
Como extranjeros que somos en esta tierra, no deberíamos adoptar de ninguna manera las costumbres del mundo porque nuestra ciudadanía como bien lo dijo Pablo, es de los cielos. (Filipenses 3:20) Pues algún día experimentaremos los privilegios especiales de nuestra ciudadanía celestial.
En el libro de Jeremías 15:19 Dios dice “… conviértanse ellos a ti, y tu no te conviertas a ellos.” Quiere decir hermanos que como hijos de Dios, ciudadanos del cielo y peregrinos que somos en esta tierra no debemos convertirnos al mundo y sus costumbres, no debemos dejar que lo que nos rodea interfiera en nuestra relación personal con Dios y mantengámonos firmes ante las adversidades de la vida, seamos fieles a Dios y no le fallemos, demos testimonio en nuestras casas y en donde nos encontremos de que somos seguidores de Jesucristo, de que el habita en nuestros corazones, de que su gozo nuestra fortaleza es y así con hechos mas que palabras los inconversos que nos rodean llegaran a los pies de Cristo.
Amados hermanos, seamos verdaderos imitadores de Cristo y no hará falta que hagamos grandes cosas para que las almas lleguen a sus pies, pidámosle a Dios que nos enseñe día a día a hacer su santa voluntad, que podamos vivir en paz, santidad y obediencia a la palabra de Dios, para cuando el Señor tengamos la certeza de que nos vamos con Él.
Autor: Kenny Quijada
Escrito para: Devocional Diario.com