Ciudadanos del cielo – Kenny Quijada
No nos aferremos a las cosas terrenales
1 Juan 2:15 – 17
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
A lo largo de nuestra vida, en nuestra niñez muchos de nosotros deseábamos cosas en nuestros días de cumpleaños o a veces hasta cualquier aun no siendo alguna fecha especial, continuamos creciendo y ya en la etapa de la juventud sentimos mas ligados a las cosas terrenales, como los videojuegos, el internet, la radio, la televisión, entre muchas otras.
Cuando recibimos el llamado de Dios a sus caminos y atendemos ese llamado, primeramente pasamos a recibirlo como Señor y Salvador, donde el nos limpia con su sangre y comienza un proceso de limpieza espiritual donde Dios purifica poco a poco nuestros corazones, sacando todo lo que no le agrada.
Pablo le decía a los Corintios “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Co 5:17), queriéndoles decir que al momento que aceptamos al Señor, toda nuestra forma de vida, pensar, hablar debe ser diferente a la que teníamos en nuestra vida pasada, es decir, antes de aceptar a Cristo en nuestros corazones, por ejemplo ya de nuestra boca no deberían salir malas palabras, entre otras cosas.
Juan dice en su verso 15 que no amemos al mundo ni las cosas que están en el mundo, porque si amamos al mundo, es porque el amor de Dios no esta en nosotros, quiere decir que Dios no ama el pecado, Dios es Santo. El mundo y sus sistemas político, financiero, cultural, etc. actualmente se encuentran gobernados y corrompidos por Satanás y sus demonios. Nosotros como Hijos de Dios, Coherederos con Cristo Jesús del Reino de los Cielos no debemos amar al mundo, porque primeramente al amar al mundo nos constituimos enemigos de Dios, y al hacernos enemigos de Dios, nos exponemos a recibir la muerte y el castigo eterno.
En 1 Pedro Cap. 2:11 dice “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” queriendo decir que como peregrinos y extranjeros que somos en esta tierra por tiempo determinado, debemos abstenernos de los deseos carnales, los deseos de este mundo, que nos llevarían a perder la Santidad y la Vida Eterna junto a Dios. Como extranjeros en este planeta, no deberíamos adoptar de ninguna manera las costumbres del mundo, porque nuestra ciudadanía esta en los cielos. (Fil. 3:20)
Amado lector, Amado Hermano, vivamos el evangelio porque es Poder de Dios, no vivamos de apariencia, demos buen testimonio donde quiera que lleguemos, así con una conducta intachable aun nuestros enemigos terminaran alabando a Dios y quieran experimentar un cambio en sus vidas recibiendo al Señor como su Único Salvador.
Amado hermano, no nos aferremos a las cosas de este mundo, pues nuestra ciudadanía esta en los Cielos.
Autor: Kenny Quijada
Escrito para: Devocional Diario
Publicada en: http://blog.vivoparacristo.info/