Alaba, sólo Alaba – Juan Carlos Vidal

ALABA, SÓLO ALABA

Hay momentos en los que me pregunto ¿Por qué cada vez que me preparo para escribir un devocional, Dios coloca en mi corazón y habla directamente a mi espíritu para que escriba y piense en cada una de esas personas que de alguna u otra manera están pasando por una situación difícil? Dios es maravillosamente hermoso al querer hablarles a todas esas personas alrededor del mundo que de una u otra manera llegarán a estas, Sus Palabras. Es por ese motivo que, si estás leyendo esto, no es por coincidencia, es porque Dios así lo planeó, y desde ya siéntete privilegiad@, porque Dios te ha elegido, y siéntete especial, porque Dios quiere ayudarte.

Durante cuantos días has caminado algunos kilómetros en la mañana, en la tarde o quizás en las noches esperando obtener una respuesta, tratando de que algo diferente pase en tu vida, tratando de que Dios escuche tus oraciones, tu clamor, tu necesidad; pero vuelves al mismo punto quizás sin nada en tus manos y sientes que la fuerza se agota, que todo está encima, que tienes una profunda tristeza y aunque has perdido algo de tu esperanza y tu fe, no quieres dejar de creer en quien te ha ayudado siempre, en quien nunca te ha dejado solo, en quien siempre te ha sacado de los peores momentos y te ha sonreído en lo mejores momentos, en Dios; porque en los más profundo de tu corazón quieres creer que algo sobrenatural va a suceder, y eso justamente esperas que pase, algo que en lo que Dios se glorifique.

Duele ciertamente recorrer kilómetros con el alba o el ocaso, admirando la soberanía de Dios y mirando el imponente cielo, respirando el aire, el olor de Su fragancia; y mientras hablamos con Él, caminar y caminar sin importar a donde vayamos; no duele por el hecho del camino ni la compañía, sino por lo difícil que se siente a veces caminar sin un rumbo espiritual, donde pensamos que ya nada puede pasar, donde dejamos de confiar en Dios, donde nos permitimos ser derrotados, donde la tristeza nos invade, duele; duele sentirse tan abrumado, tan afligido y tan decepcionado quizás de muchas cosas, pero mayormente de uno mismo.

¿Por qué de uno mismo? Porque somos nosotros mismos lo que alejamos a Dios de nuestro lado. Con todos nuestros actos, con nuestra forma de ser, de pensar y muchas veces de actuar. Permitimos que muchas cosas lleguen a nuestras vidas, que nos toquen y que se apoderen de nosotros. Algunas de esas cosas es muy probable que no sepamos el daño que nos causarán, pero de muchas de esas cosas, si lo sabemos, y aun  así lo permitimos.

Es cierto que todos tenemos nuestra propia manera de ser, cada uno de nosotros enfrentamos las cosas de diferentes maneras, y cada quien tiene sus propios errores y áreas de su vida en las que se debe centrar mucho más; como también es cierto que Dios mira a cada uno de nosotros como personas únicas, como huellas humanas, como copos de nieve, irrepetibles en todo el sentido de la palabra, y actúa diferente con todos y cada uno de nosotros; no podemos negar que cada quien elige qué camino tomar, que decisión elegir, que hacer y cómo actuar, porque Dios siempre respetará nuestro libre albedrío; pero aun así todo esto sea cierto, es indiscutiblemente cierto que quienes labramos nuestro propio camino somos nosotros, y con esto tenemos que tener mucho cuidado. Es por ese motivo que muchas de las cosas que llegan a nuestras vidas, a quitarnos la paz, a alejarnos de Dios, a devolvernos al pasado, a volver a sentir tristeza e incertidumbre, pueden ser culpa nuestra; pero la buena noticia es que a Dios no le importa si es culpa nuestra o no, Dios está siempre ahí, siempre al pendiente de nosotros, siempre a la espera de que hablemos con Él para pedirle ayuda, siempre dispuesto, siempre fiel para decirnos “Aquí estoy esperando por ti, háblame, quiero ayudarte” para decirte: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque YO estaré contigo dondequiera que vayas” Josué 1:9.

Yo no sé si tú has entendido en quien estás creyendo, o de quien estás dudando; pero créeme que aunque todas las personas te abandonen, Dios nunca te abandonará. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” Salmo 27:10.

Quizás en este mismo instante estés necesitando un milagro en tu vida, quizás en este mismo instante estés anhelando ser llenado de la Presencia de Dios, quizás en este momento estás pensando en cómo salir de la difícil situación en la que estás, quizás en este momento has perdido toda tus esperanzas de salir adelante, quizás en este momento estás bañado en lágrimas por la impotencia y la incertidumbre que sientes al no saber qué hacer ni cómo hacerlo, quizás en este momento estás pensando en atentar contra tu vida y dejar de existir, quizás en este momento estás tan abrumado por todo lo que te está pasando, que no puedes ver la solución de ninguna manera; quizás en este momento más que cualquier otra cosa, necesitas ver que Dios está de tu lado; necesites lo que necesites en este mismo instante… ¡Te tengo la solución!

¡ALABA, SÓLO ALABA!

Si necesitas un milagro, póstrate ahora mismo y ¡alaba, sólo alaba!, si anhelas ser llenado de la majestuosa presencia de Dios ¡alaba, sólo alaba!, si no ves la salida de la situación en la que te encuentras ¡alaba, sólo alaba!, si quieres recuperar la fuerza, la fe y la esperanza ¡alaba, sólo alaba!, si estás llorando ¡alaba, sólo alaba!; si has pensado en atentar contra tu vida, pídele perdón a Dios y ¡alaba, sólo alaba!, si quieres sentir a Dios recorriendo todo tu ser y llenándote profundamente ¡alaba, sólo alaba! ¡Alaba a Dios!

Quizás la solución te parezca algo simple, pero créeme, no lo es. No hay mejor solución a todas las dificultades, a la tristeza, a la decepción, a la incertidumbre, a la aflicción, a las pruebas, a todo lo que se te presente, que postrarse o levantarse y ¡Alabar a Dios! Inténtalo y te aseguro completamente que después de Alabar a Dios, sentirás que tu carga es menos pesada, que tu tristeza se ha ido, que tus problemas ahora tienen solución, que todo se ve completamente diferente, que sobre tu vida hay un nuevo resplandor, que el cielo está totalmente despejado y ahora puedes ver con claridad.

Mi Anhelo ahora es que tu vida sea diferente, estés donde estés y necesites lo que necesites. Que Dios escuche tu clamor y tu profunda alabanza. Y te conceda los deseos de tu corazón.

“Padre Santo tu nunca has dejado a alguien que te necesita sin respuesta y mucho menos si su corazón, sus lágrimas y su alma es sincera delante de tu trono de infinita justicia. Yo tengo claro, Dios, que un corazón contrito y humillado no desperdicias tú Señor; por eso te pido, Dios, que a quien en este momento esté alabándote después de haber leído estas, tus Palabras, le des fuerza, avivamiento, fe y sabiduría para que enfrente lo que deba enfrentar, y proveas lo que sea que necesite; pero lo más importante de todo, te pido Señor Todopoderoso, que le permitas, a esa persona, ver y sentir que indiscutiblemente estás a su lado y siempre lo estarás. Es mi más sincera oración. Gracias Dios. En el Bendito y Santo Nombre de Jesús de Nazaret. Amen y Amen”

Y recuerda algo…

¡ALABA, SÓLO ALABA!

“ALABA, OH ALMA MÍA, A JEHOVÁ”

SALMO 146:1

Autor: Juan Carlos Vidal

Escrito para www.devocionaldiario.com

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