¿Fe o Emoción? – Juan Carlos Aguilera
¿Fe o Emoción?
Juan Carlos Aguilera
“como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.” (Deuteronomio 1: 20, 21)
El Señor en todo momento ha demandado fe de su pueblo Israel y hasta nuestro tiempo lo sigue demandando de tal modo que nos dice: “sin fe es imposible agradar a Dios”.
Querido hermano o amigo en esta vida que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros, podemos encontrar retos, obstáculos, adversidades, entre otras circunstancias que pueden cambiar nuestro estado de ánimo.
Pero en la palabra hay muchas promesas con la finalidad que sea cual sea el momento que estas pasando puedas experimentar alegría, paz y gozo.
Cuando conocemos nuestras limitaciones y estamos claros de que somos faltos en todo y que para realizar la labor que el Señor nos está mandando y encomendando necesariamente hace falta fe, pudiendo definir la fe como la habilidad de creer en Dios sin ver y muchas veces sin entender.
Comprendamos que nuestros pensamientos no son los pensamientos del Señor y nuestros caminos no son sus caminos; la palabra nos habla de hombres y mujeres que comprendieron que tenían que seguir al Señor a cuesta de su felicidad muchas veces y tuvieron que conseguir gozo y alegría en la promesa venidera y a ellas aferrase.
La Emoción establece nuestro estado de conducta y en sentido general se ajusta al entorno que lo rodea.
La Fe, Hebreos 11:1 lo describe muy bien “Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Cuando estamos sujetos a la emoción y en nuestro entorno hay miseria, cadencia y dolor, nuestra visión se reduce a tal punto que a veces decimos “hasta aquí llegamos”; pero en la fe tu visión se extiende a que eres hijo del Altísimo y por lo tanto no se ha visto justo desamparado ni su cimiente que mendigue pan.
Tratemos de comprender solo algo de Dios, que aunque seamos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo. Por tanto no nos limitemos a lo que nuestros ojos ven ya que si lo hacemos no actuamos según la fe que hay en nosotros, sino con emoción; eso no le agrada al Señor y no es beneficioso para nosotros.
En Deuteronomio 1:20,21 puedes darte cuenta que el pueblo aunque Dios le había autorizado la toma de la promesa, por su falta de confianza o mejor dicho de fe, no pudieron entrar en la tierra prometida sino que entraron sus hijos cuarenta años después; comprendamos lo que el Señor nos quiere decir y si es momento de entrar no dudemos en hacerlo porque el ya nos dio su Palabra.
“Mis hermanos tenemos la bendición frente de nuestras narices, pero en nosotros esta la decisión de verla y te digo que la única forma es con los ojos de la fe. Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.”
Escrito para www.devocionaldiario.com
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