Vivamos un día a la vez – Hefzi-ba Palomino
Vivamos un día a la vez
por Hefzi-ba Palomino
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán, basta a cada día su propio mal.
Mateo 6.28
El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran.
Mateo 24.35
Todos pasamos en la vida por diferentes procesos, de crecimiento, disciplina, aprendizaje, madurez, trabajo, mejoramiento de relaciones, salud, prosperidad, etc. nada es estático, la vida es movimiento, es constante cambio y transformación y nosotros somos parte de esa vida, de ese fluir, de ese movimiento y aunque esto parece demasiado obvio, realmente no lo es; muchos quisieran que el tiempo se detuviera en algún punto de la recta y en alguna situación, por lo general muy agradable o placentera, que ésta durara para siempre y que no acabara jamás; el tiempo nos parece tan corto, que no nos damos cuenta como pasa.
Por el contrario, cuando la situación es dolorosa y el sufrimiento toca a la puerta, creemos que estamos en una pesadilla, que todo es solo un sueño y queremos despertar o que nos despierten para decirnos que aquello no es verdad, no sucedió, no es real y el tiempo nos parece una eternidad, como si el reloj se hubiese detenido.
Y es que la vida es eso: un perfecto equilibrio entre una serie interrumpida de acontecimientos, buenos, regulares y malos, que nos afectan en lo físico (cuerpo), en los sentimental (emociones) y en lo espiritual y a pesar de todo lo que sabemos, vivimos y conocemos, aun no hemos interiorizado estas sabias palabras de Jesús.
Estos dos versículos (y toda la palabra de Dios) se complementan de una forma increíble, para enseñarnos:
1º. A descansar y confiar en el Señor. Saber que por mucho que nos preocupemos por algo, el hilo invisible de nuestro destino, esta en manos del Señor y que ni la hoja de un árbol puede caer sino es su voluntad.
2º. Que sea cual sea la situación, ésta pasará. Lo único que permanece para siempre es la palabra de Dios; los hijos crecen; las parejas se mudan; los amigos se distancian; los trabajos se acaban; las casas cambian de dueño, se derrumban, no hay fecha que no llegue, ni dolor que no se mitigue, todo se transforma, nada permanece igual en el tiempo.
Así que, para mi, he descubierto que esta es la clave de la felicidad, la paz y la tranquilidad: No afanarme por el mañana, vivir cada día, resolver cada día su propio afán; confiar en Dios con toda mi mente y con todo mi corazón y aprender a disfrutar cada día como venga, con sus altibajos; buscar el lado bueno de cada situación y disfrutar de lo bueno y aprender de lo malo; porque ambos tienen su razón de ser y también pasaran.
Ser útil y ser un instrumento del Señor mientras aun estoy joven y pedirle que me guarde aun en la vejez, cuando seguramente otros serán mis afanes.
No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Salmos 71.9
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Escrito para www.devocionaldiario.com
Que bonito mensaje que transmite tanta paz y tanta esperanza, gracias a todos los que nos dan todos los dias esos mensajes tan adecuados y tan hermosos