EN LAS MANOS DEL SEÑOR

“El Señor es sol y escudo;
Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su bondad
a los que se conducen sin tacha.

Señor Todopoderoso,
¡dichosos los que en ti confían!”

Salmos 84:11-12

Nueva Versión Internacional (NVI)

Quiero compartirles lo feliz que me siento de poder dedicarle este tiempo a Dios para hacer el Devocional,  que al final es para mí misma, pues para los que amamos al Señor, todas las cosas nos ayudan para  bien.

Yo vivo muy ocupada, trabajando y estudiando y muchas veces el único tiempo que puedo dedicarme a la lectura de La Biblia, es este y le doy gracias a Dios porque me ayuda a poner mis ideas, mi vida en orden y no olvidarme de que El, es quien está en control y que yo confío en Dios con toda mi mente y todo mi corazón.

Debido a eso,  durante esta semana que hoy termina, con muchos asuntos en mi cabeza y con muchas tareas, he descubierto que una de las cosas más importantes en la vida cristiana y que nos permite estar conectados con El, a pesar de las circunstancias es no dejar de hacer lo que tengamos que hacer y dejarle los resultados a Él, para que nos dé el fin que esperamos.

No hay lugar más seguro que las manos del Señor, ahí encontramos protección, defensa, perdón, amor, provisión y bendición; El Señor es sol, que ilumina nuestro camino y escudo que nos protege de las adversidades, enemigos, ataques, y aun de nosotros mismos; pero obviamente nosotros tenemos que hacer nuestra parte, nuestra tarea y sobre todo entender y asimilar la naturaleza de Dios, perfecta, bondadosa y generosa, su fidelidad, constancia y esfuerzo en todo lo que hace. El terminara la obra que empezó en nosotros.

Así nosotros, debemos aprender a ser constantes, a perseverar en nuestros esfuerzos y a renunciar a los resultados, porque estos están en manos del Señor; es común ver  a los jóvenes especialmente, que empiezan carreras que no terminan, matrimonios que se deshacen, trabajos que se abandonan sin causa real y un sinnúmero de eventos en la vida que se empiezan y se abandonan al primer obstáculo, al primer tropiezo, al primer impedimento, problema o desgano y después estamos arrepentidos, le echamos la culpa a otros o a Dios por los fracasos, cuando en realidad no sabemos qué hubiera pasado si hubiéramos terminado x o y proyecto que empezamos.

El mensaje de hoy, hermanos y hermanos es que hagamos lo que hagamos, sigamos adelante, sin rendirnos, perseverando y poniendo todo en las manos del Señor; esto significa renunciar a los resultados y confiar, en el que todo lo puede, El, lo hará.

Las preocupaciones por los resultados es algo realmente desgastante y refleja una falta total de fe y de confianza en Dios; lo mismo que la excesiva confianza en uno mismo, puede acarrear orgullo y arrogancia, la falta de fe y confianza en Dios, trae desesperanza, temor, desilusión y desánimo y estas son herramientas que ponemos en manos del enemigo para atacarnos, atacar nuestro estado de ánimo y  debilitarnos; una vez que hemos sido debilitados, mermadas nuestras fuerzas, nos volvemos vulnerables y presa fácil de atacar, destruir y hacer caer.

La Palabra de Dios está diseñada de manera perfecta para que le creamos a Dios, tomemos de su fuerza, nos cubramos bajo sus alas, nos protejamos bajo su sombra y seamos esforzados y valientes y no nos rindamos tan fácilmente ante las dificultades.

Así que nuestra fortaleza está en Cristo, en obrar con integridad y correctamente en nuestra vida y en amar y perdonar a los que nos ofenden, si hacemos esto, El Señor hará lo demás, estamos en sus preciosas manos y Él no nos dejara ni nos abandonara.

“Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonare.“

 Hebreos 13:5 –

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com

Compártelo en Facebook