Volvamos a nuestras raíces – Estephany Cordova V.

VOLVAMOS A NUESTRAS RAÍCES

“El que no ama no conoce a Dios, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.”

1 Juan 4,8

Todavía existe la idea y es más muchas personas que tienen muchos años en la fe caen en un error que lejos de ayudarte a crecer te estanca rotundamente.

¿Qué puede ser aquello? El miedo, sí esa palabra tan pequeña pero a la vez tan perjudicial puede cavar en nosotros el más oscuro sentimiento en nuestro interior.

Los seres humanos les tenemos miedo a muchas situaciones, personas entre otros. En una prédica aprendí que el miedo paraliza y no te deja avanzar ni para un lado ni para el otro. Te deja en estado muy triste y casi de desesperanza.

Sin embargo, existe un miedo que te puede calar hasta los huesos y puede hacer del ser humano, criatura imperfecta por naturaleza, el más triste y miserable.

Al miedo al que me refiero es el MIEDO A DIOS.

Algunas veces creemos que Dios es un juez despiadado que siempre está mirándonos con la intención de sacarnos una tarjeta roja y así sacarnos del juego. Lo creemos serio y estricto. Creemos tantas cosas, tejemos tantos supuestos en nuestra cabeza que a veces me pregunto que puede pensar al respecto nuestro Padre celestial.

Hace unas semanas olvidé una regla de oro tan importante como el agua misma para vivir, olvidé que ante todo Dios es AMOR. Solemos repetirlo una y otra vez pero a veces sin realmente asimilarlo y es cuando esa hermosa frase “DIOS ES AMOR” se convierte en una frase vacía, en un refrán que es utilizado de vez en cuando y en aquellos momentos en los que se quiere dar la impresión de ser espiritualmente activos.

Pero queridos hermanos, DIOS ES AMOR. ¿Qué significa aquello? Otra vez se lo digo: DIOS ES AMOR. El amor que usted pueda tener a su esposa(o), hijos, amigos, vecinos, mascotas, ese amor que usted tiene para ellos lo tiene gracias a que Dios lo creó a su imagen y semejanza, ahora ¿se imagina cuánto Dios puede llegar a amarlo?

Veamos, si usted y yo personas de carne y hueso, imperfectos podemos llegar a amar a nuestros seres queridos tanto, tanto que somos capaces de muchas cosas de qué podría ser capaz Dios. La respuesta es muy fácil y sé que todo cristiano lo sabe y lo dice con frecuencia pero dígame ¿lo sabe su ser realmente? Dios nos ama tanto que decidió dar a su hijo amado para que este muera por todos nuestros pecados.

La prueba del amor más hermoso es dar la vida por el otro, quizás usted es papá, mamá, hermano(a), amigo(a) ¿daría la vida por su ser querido? Difícil respuesta ¿verdad?; sin embargo, sé que más de uno se ha dicho a sí mismo, yo sí, yo si soy capaz de dar la vida por mi hijo(a), hermano(a), esposo(a), amigo(a).

De esa manera nos ama Dios, el no debería crear en nosotros miedo sino respeto, él es tierno, dulce, tiene una misericordia que realmente deja a uno muy anonadado y sumergido en la atmósfera de amor más dulce que haya vivido.

El que sí se goza y bien descaradamente cuando usted y yo le tenemos miedo a Papá Dios es nada más y nada menos que el enemigo, él desea que por miedo a Dios dejemos de orar porque según él nuestro Padre estará con palabras afiladas para pulverizarnos de inmediato.

A veces parece absurdo llegar a pensar cosa así pero admitámoslo más de una vez nos hemos sentido así pero a quien realmente hemos estado escuchando es al diablo, quien está de acusador y nos dice que Dios no nos perdonará, que Él ya se hartó de nosotros, que no quiere saber nada de nosotros, que Dios está tan molesto pero tan molesto que mejor ni leamos la biblia porque ya no nos hablará a través de ella.

Todo eso que pensamos es falso y duele mucho, porque nuestro ser le pertenece a Dios y es él mismo quien reclama estar conectado con su creador, nuestros labios han aprendido a gozarse en un cántico a nuestro Padre y dejar de hacerlo porque creemos Dios está molesto por nuestra conducta es un grave error. Él sabe que nos equivocaremos pero volvamos con el corazón sincero y digámosle: “Aquí estoy Padre, reconozco mis pecados, errores, malas decisiones, mal carácter, etc, te pido mengue yo y tú, mi Salvador Cristo crece en mí”

Dios tiene los brazos abiertos y nosotros en ocasiones los cerramos de la manera más absurda, esa actitud nuestra nos afecta, no se respira como siempre, no se sonríe como cuando nos dejamos mimar por nuestro Padre, la vida no sabe igual cuando el miedo reina en nosotros, y se siente un fastidio interno que es imposible eliminar a menos que…

A menos que entendamos o recordemos lo siguiente:

“En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.”

1 Juan 4:17:18 (Nueva Versión Internacional)

No avanzaremos y no seremos felices, no sentiremos gozo ni amor, solamente miedo.

Volvamos a nuestras raíces, volvamos al AMOR, VOLVAMOS A DIOS.

Autora: Estephany Cordova V.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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