Indiferencia espiritual – Enrique Monterroza

La historia de Ramiro…

Indiferencia espiritual

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Ramiro es un adulto que le entrego su vida al Señor cuando era un jovencito de 15 años. Los primeros años de Ramiro en el sentido espiritual fueron muy buenos, le encantaba orar, leía la Biblia muchas horas al día, practicaba el ayuno y a veces también las vigilias, se le veía cantar con mucho gozo, se le veía derramar sus lagrimas durante la adoración y en medio del mensaje que se exponía en su Iglesia siempre se le solía ver muy atento, analizando y aprendiendo cada vez.

Por muchos años Ramiro vivió de esta manera, era muy bien visto por todos, la gran mayoría de gente que lo conocía podía dar muy buen testimonio de él, era una persona entregada a Dios, no hacia nada sin antes orar, trataba de no fallarle a Dios, pero sobre todo al escucharlo hablar uno podía estar muy seguro que era un hombre de Dios, pues sus palabras era sabias y de mucha bendición.

Con el transcurrir de los años Ramiro se permitió dejar de practicar todas estas cosas que lo habían llevado a ser el hombre que era, ese hombre honesto, sincero, humilde, pero sobre todo lleno de la presencia de Dios, Ramiro olvido que la practica de la oración, la lectura de la Biblia y muchas otras cosas que él practicaba lo habían hecho un hombre ejemplo.

Ahora Ramiro había dejado de practicar aquello que antes hacia, ahora la oración le parecía aburrida y consideraba que no la necesitaba tanto, pues todo el día (según él) mantenía la comunión con Dios. Tampoco se sabe en que momento remplazo la lectura de la Biblia, creyó que haberla leído muchas veces eran suficientes como para saber todo lo que tenia que saber, sin darse cuenta Ramiro fue cayendo en las garras de la indiferencia espiritual.

A veces creer que no necesitas aquello que antes te fue de mucha ayuda te puede llevar al enfriamiento y esto a la indiferencia espiritual y Ramiro sin darse cuenta había perdido aquello que en sus inicios en los caminos del Señor lo habían hecho ser ese hombre respetado y admirado.

Ramiro tuvo un cambio inesperado, de ser respetado paso a ser criticado, ya que ahora al escucharlo hablar solo se escuchaban quejas, reclamos, puntos de vista personales sobre las cosas que pasaban en la Iglesia o con los cristianos, se le podía escuchar hablar mal de sus propios hermanos con “autoridad” según él, pero que lo único que hacia era desprestigiarlo a él mismo.

Ramiro llego a una indiferencia espiritual tal, que otros que en su momento quisieron ayudarlo ya no pudieron y no porque no se podía, sino que su mismo orgullo de creer saber todo no permitía ayuda de nadie, Ramiro se alejo completamente del rebaño y ahora vive su “propia relación con Dios”, asumiendo que todo lo que hace es correcto, cuando muchas veces simplemente no lo es.

Cómo Ramiro hay muchos que antes practicaban la oración, la lectura de la Palabra, el ayunar o vigilar, cantaban con mucho gozo, eran sensibles a la presencia de Dios y audibles a su voz, tenían un corazón humilde pero que al dejar de practicar todas estas cosas y creerse mejor que los demás o “sabios en su propia opinión” dejaron de crecer y al mismo tiempo comenzó en ellos una indiferencia por todo lo espiritual.

La Biblia dice: “No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal” Proverbios 3:7 (Reina-Valera 1960). Cuando comenzamos a creernos sabios en lo que pensamos por nosotros mismos y no por lo que Dios dice o quiere que hagamos entonces vamos rumbo al fracaso.

Quizá tu seas un Ramiro en potencia, quizá has dejado de orar cómo antes lo hacías, quizá dejaste de leer la Biblia y la remplazaste por otras lecturas, quizá creíste que ya sabias mucho o que no podías aprender más o que simplemente ese predicador no te puede enseñar más nada, poco a poco sin darte cuenta vas camino a la indiferencia espiritual, porque aunque no lo quieras reconocer el no querer practicar las cosas que te ayudaran en lo espiritual simplemente es indiferencia.

La indiferencia te lleva a no ver importante aquellas cosas que sí lo son, no quieras venir a cambiar lo que Dios quiere que hagamos por lo que tu crees que tienes que hacer, Dios no puede trabajar como Él quiere en un corazón orgulloso y altivo, al contrario Dios quiere trabajar en corazones humildes y sinceros.

La Biblia dice: “Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.” Salmos 51:17 (Traducción en lenguaje actual).

Hoy te invito a volver a practicar todo lo que has dejado de hacer hablándolo en sentido espiritual, si tu sientes que tu vida se ha estancado, que ya no has crecido, que ya no sientes el mismo deseo de buscar de Dios como antes lo sentías, es porque poco a poco te has ido convirtiendo en alguien indiferente a lo espiritual, hoy es el día que puedes comenzar de nuevo, pero para ello se necesita de tu parte humildad y sinceridad, solo así Dios puede trabajar como Él quiere en tu vida.

¡Vamos! Es hora de dejar aun lado mis conceptos humanos y comenzar a realizar lo que Dios me dice a través de su Palabra que está escrita en la Biblia.

¡No dejes que la indiferencia espiritual haga de ti lo que tu nunca buscaste ser!

“Quiero que los hombres oren en todas partes. Los que levanten las manos a Dios para orar deben vivir para agradar a Dios y consagrarse a él, sin dejarse enojar ni meterse en discusiones.”

1 Timoteo 2:8 (Palabra de Dios para Todos)

Autor: Enrique Monterroza

Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org

Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.comwww.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com

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