Charles Stanley – Nuestras recompensas eternas
Tema: “Nuestras recompensas eternas”
Leer: 1 Corintios 3: 5-15
El Señor no es sólo nuestro Salvador y Juez, sino también nuestro Galardonador. Dios premiará generosamente aquellas acciones que sobrevivan al fuego de su veredicto. Estas recompensas podrán ser por algo tan pequeño como dar a alguien un vaso de agua fría (Mateo 10: 40, 41) o tan grande como sufrir una muerte de mártir por Cristo. Nada será pasado por alto por nuestro Dios.
Mateo 25:21 dice que estas recompensas serán la alabanza del Señor, mayores responsabilidades en el reino y entrada al gozo de Cristo. La Biblia habla también de varias coronas que el Señor dará a quienes hayan vivido fielmente para Jesús, en vez de hacerlo para sí mismos. En el cielo tendremos la oportunidad de rendirlas delante del trono de Cristo en adoración (Apocalipsis 3: 10, 11).
Daniel 12:3 dice que los entendidos brillarán con la luminosidad de los cielos. Cuanto más obedientemente hayamos vivido para Cristo, mayor será nuestra capacidad de reflejar su gloria eternamente.
Pero nuestra mayor recompensa será el Señor mismo. Tendremos una relación con Él que será absolutamente perfecta. Ningún pecado se interpondrá entre nosotros y Él. Por eso, por mucho que hayamos disfrutado del Señor en la tierra, nuestra relación será aún más rica y más gozosa estando en el cielo con Él.
Lo que hagamos en esta vida determinará en alto grado la bendición que Dios nos dará en la vida futura. Si vivimos para Él ahora, tendremos el privilegio de poner nuestras coronas a sus pies. Y puesto que nadie querrá venir a su trono con las manos vacías, debemos ver a cada día nuestro en la tierra como una oportunidad de invertir para la eternidad.
