Charles Stanley – La Presencia del Espiritu Santo
Tema: “La presencia del Espíritu Santo”
Leer: Hechos 2:1-4
En los tiempos de Moisés, Dios estableció una fiesta para celebrar la cosecha del grano. El primer día de la festividad llegó a ser conocido como el Día de Pentecostés (Leviticos 23:15-21). Después que Jesús subió al cielo, Dios reveló un nuevo significado espiritual para el Pentecostés. ¡Ese día llegó el Espíritu Santo prometido, y nació la iglesia de Jesucristo!
Aunque los discípulos y otros habían sido seguidores de Jesús antes de esto, no había todavía un “cuerpo de Cristo” al cual pudieran pertenecer. Todo eso cambió en Pentecostés. El Espíritu de Dios bautizó a los creyentes en Jesucristo haciéndolos uno con Él (1 Corintios 12:13, 14). Ahora tenían una relación totalmente nueva con el Señor: a partir de ese momento, el Espíritu Santo vivía la vida de Cristo a través de ellos, y moraban en Jesús por medio de Su Espíritu.
¡Qué diferencia tan grande hizo la presencia del Espíritu morando en sus vidas! Dejaron de tener miedo; y dejaron de preocuparse por sus propios intereses. Fueron transformados en un grupo unido que “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” (Hch. 2:42, 44).
Nuestro día de Pentecostés ocurre cuando somos salvos, cuando el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y somos bautizados en la iglesia universal de Cristo. Todo el que cree tiene la presencia permanente del Espíritu Santo, porque Él es la garantía de nuestra salvación. ¿Qué diferencia está haciendo el Espíritu de Dios en su vida?