Instrumentos de Dios – Alberto D`Arrigo

INSTRUMENTOS DE DIOS

por Alberto D`Arrigo

instrumento-de-dios“Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”. (Jeremías 1:10)

Si bien es cierto es un enorme privilegio el ser instrumento útil a Dios, no deja de ser importante que aquello también involucra una doble responsabilidad. Primero con uno mismo, para no caer en cualquier tipo de tentación y perseverar; segundo, para llevar el mensaje a los que aún viven en tinieblas.

Sabemos que al salir del poder de Satanás y empezar a remar contra la corriente del mundo no resulta cosa fácil. Las huestes espirituales de maldad estarán como león rugiente a nuestro alrededor hasta el final de nuestra vida terrenal.

Sin embargo, no estamos solos. Dios está como poderoso gigante y nos librará de toda aflicción y consolará nuestro ser. Él ha prometido no dejarnos ni desampararnos y nadie nos arrebatará de su mano, porque aunque nuestros pies resbalen Dios estará ahí para levantarnos.

Ahora bien, ¿A qué se refiere el Señor cuando dice “arrancar”, “destruir”, “arruinar” y “derribar”? Sin duda, alude a la batalla espiritual que libramos no contra carne y sangre, sino contra el príncipe de este mundo. Por otro lado los incrédulos no quieren salvarse, sin darse cuenta luchan contra Dios y se rinden a sus pensamientos y concupiscencias.

Más nuestra armas no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, para derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Surge entonces la pregunta: ¿Qué tipo de arma estamos usando para llevar a la gente a Cristo? ¿Acaso nuestras propias fuerzas o sabiduría humana? Y si no es así, ¿Cuántos muros ya hemos derribado y plantado la simiente del evangelio en un alma que pusimos a los pies de Cristo?

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