Hermano Pablo – Bajo la influencia del alcohol

«BAJO LA INFLUENCIA DEL ALCOHOL»

por el Hermano Pablo

alcohol2«Es hora de volver a casa», dijo Gabriel Petisco. Ese día estaba cumpliendo veintiún años, y para algunos es tradicional ir al bar y tomar una copa de licor para celebrarlo. Pero Gabriel no se tomó una sola sino varias, y con los efectos del licor emprendió el camino en su auto.

«Es hora de ir a buscar al muchacho -dijo Teodoro Petisco, el padre de Gabriel-. Está lloviendo mucho, y él no debe estar en condiciones de manejar.» En mitad de la carretera, padre e hijo se encontraron. Se encontraron de frente a noventa kilómetros por hora. En el choque frontal, el padre murió en el acto, el hijo sufrió fracturas en el cráneo, y ambos vehículos quedaron destrozados.

«Manejar bajo la influencia del alcohol» fue la acusación contra Gabriel, y que se suma a los miles de accidentes causados por el alcohol.

Ese fue un caso muy doloroso porque el muchacho cumplía veintiún años ese día, y doloroso porque el padre había salido en busca de su hijo, sólo para encontrar la muerte y a su hijo a la vez.

El alcohol, como las drogas, nunca será amigo del hombre. Su consumo ha alcanzado proporciones pavorosas en los últimos tiempos. Ya parece locura y frenesí autodestructivo. Es como si el hombre moderno quisiera ahogarse en un lago de alcohol y perder la conciencia y el sentido en el paraíso artificial de las drogas. Pero todavía estamos a tiempo de reaccionar. Hay solución al problema.

Es posible librarse del vicio del licor y de la droga y verse libre, sano y limpio, como para comenzar de nuevo la vida. Es posible porque Cristo es poderoso, y es el Señor viviente que tiene la mano tendida a todo hombre y a toda mujer que haya caído en el vicio. Pero a Cristo debemos desearlo con toda el alma, y debemos clamar a Él con toda la fuerza de nuestro corazón atribulado.

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