Hermano Pablo – Rojo sobre Negro
ROJO SOBRE NEGRO
por el Hermano Pablo
Linda iba a estar en la fiesta. Como toda fiesta de quinceañera, habría buena comida, música, baile y alegría.
Vicente Gámez, de veintitrés años, y su primo Noé Macías, llegaron a la fiesta. No habían sido invitados y no los dejaron entrar. Pero al salir del edificio, los enfrentaron unos pandilleros. Vicente recibió cuatro balazos en el pecho, y Noé recibió uno en el muslo. Vicente quedó unos momentos recostado contra la pared. Después se deslizó al suelo, trazando con su sangre un arco rojo en lo blanco de la pintura. Debajo del rojo arco de sangre, se leía una palabra escrita en negro: «Satanás».
Eso ocurrió en Los Ángeles, California, no hace mucho, en una ciudad que es la primera en narcotráfico de los Estados Unidos, y la segunda en violencia callejera. Vicente Gámez murió como mueren tantos otros jóvenes: acribillado a balazos por una banda rival. Lo impresionante del caso fue ese trazo rojo que estampó en la pared con la sangre que brotaba de su espalda, y la palabra «Satanás» que quedó medio cubierta por la sangre.
El satanismo es una religión muy vieja que se está volviendo muy popular en nuestro tiempo. Consiste en adorar al diablo, y en ofrecerle sacrificios de animales: gatos, perros, conejos, ardillas, gallinas; y de vez en cuando, hasta algún niñito. Es una religión que se extiende como mancha de aceite por diversos países.
Hay una relación ominosa entre las drogas, las relaciones sexuales ilícitas, el dinero mal habido y los crímenes. «Es la ley de la calle -dijo un joven pandillero-. Y no conocemos otra. Si no matas, te matan.»
En la blanca pared de la casa frente a la que murió Vicente es de notarse el signo que formaron la palabra negra y la sangre roja. Aquí puede verse todo un simbolismo. Sólo la sangre roja de Cristo, sangre divina, inmaculada, pura, puede borrar la mancha negra de Satanás, el diablo.
«La sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado», dice el apóstol Juan (1 Juan 1:7). Sólo Cristo puede salvar a la persona y a la sociedad del poder de Satanás. Invoquemos la gracia de Cristo. Él quiere salvarnos.
