El Milagro de la Resurección – Hefzi-ba Palomino

LA FIESTA DE NUESTRA SALVACION

por Hefzi-ba Palomino

la-cruz2!Es algo verdaderamente asombroso! Debe causarnos sorpresa, asombro, y auto-cuestionarnos. ¿Esta Cristo vivo realmente? ¿Como puedo yo comprobarlo? ¿Como puedo yo saberlo? ¿Tengo esa certeza? Todos hemos oído hablar de Jesús, pero ¿somos de Jesús? Hemos creído y nos hemos bautizado? ¿Hemos nacido de nuevo?

El verdadero milagro de la Resurrección, va mas allá de haber vencido a la muerte; es que Jesús esta vivo; vive en los cielos, vive en ti y en mi y su descendencia, quien la contará?

Estas deben ser nuestras reflexiones en esta Pascua en que celebramos gozosos la Resurrección de Cristo y nuestra salvación y es que cumplidas estas promesas y expectantes de la segunda llegada del Señor a la tierra, debemos examinarnos y saber si estamos llevando la vida que Dios quiere que llevemos; si somos las personas que Dios quiere que seamos; si nos esforzamos cada día en hacer y aceptar la voluntad de Dios; si has hecho y vives un verdadero compromiso con Dios y Su Palabra o si eres un simple oidor y no un hacedor de la palabra; no comprometido con nadie, bien informado, pero ciego, con tus ojos cerrados e incapaz de ver y discernir lo espiritual de lo mundano; o caminas como cojo, con un pie en el mundo y otro intentando caminar en el espíritu; sordo para escuchar la palabra de Dios y mudo para abrir tu boca y alabarlo. Jesús anda con nosotros y su presencia en nuestra vida, nuestro corazón es real, debemos honrarlo con nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestro amor y escuchar su voz.

Se que esto es una palabra fuerte y mi intención no es ofenderte o que te sientas herido, sino confrontado y el que nos debe convencer en justicia y juicio de nuestros pecados es Jesús mismo a través de su Espíritu; no debemos ofendernos porque Jesús nos llame la atención sobre estas cosas, pues El sabe hacerlo con amor y jamás nos lastimaría, pero la verdad, es que esto le puede estar pasando a cualquiera y ni siquiera darse cuenta; tener sus sentidos espirituales cerrados y no poder ver, sentir y escuchar que Jesús anda con nosotros, como le paso a los dos “creyentes” que iban camino a Emaús, mientras Jesús andaba con ellos, ellos no le reconocieron, porque sus ojos estaban vendados; incapaces de ver con los ojos espirituales. Dios no quiere que esto nos suceda a nosotros; es mejor “despertar” ahora y no cuando tal vez sea demasiado tarde.

Me impresionó mucho ver una película sobre el rapto de Dios, “la desaparición de los Cristianos” del mundo y la partida del Espíritu Santo de la tierra, porque muchos allí que se quedaron en la tierra, a pesar que pensaban que eran “Cristianos”, tuvieron que reconocer que algo estaban haciendo mal o estaban equivocados en su fe y tuvieron que vivir las terribles consecuencias de su indecisión.

Que esto no nos pase a nosotros, roguemos a Dios que abra nuestros oídos espirituales para que podamos oír su voz y el resto de nuestros sentidos espirituales para que podamos sentir su presencia, discernir su palabra; llenarnos de su Espíritu; nacer de nuevo, crecer y fortalecernos en Cristo y poder ser dignos de estar en su presencia, por siempre.

Los siguientes versículos se encuentran en Lucas 24. 13-30

13 “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.” 28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. 36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos. 44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

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Escrito para www.devocionaldiario.com

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