David Wilkerson – ¡No es suficiente salir de Babilonia!
¡No es suficiente salir de Babilonia!
Por David Wilkerson
Después de setenta años de cautividad, el pueblo judío oyó el grito del profeta “Salid de Babilonia, huid;” (Isaías 48:20).
Jeremías salió predicando: “en aquellos días y en aquel tiempo… vendrán los hijos de Israel, y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscaron a Jehová su Dios. Preguntaran por el camino de Sión, hacia donde volverán sus rostros… huid de en medio de Babilonia (Jeremías 50:4-5,8). “Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a causa de su maldad” (Jeremías 51:6).
Solamente 42,000 hombres y sus familias salieron de Babilonia. Ellos regresaron a Jerusalén con lloro y gran ruego. Allí, ellos repararon el altar e instituyeron los sacrificios diarios.
¡Aquí tenemos un cuadro de un pueblo que salió completamente de la corrupción e idolatría del mundo! Ellos se volvieron al Señor con todos sus corazones, separándose para Dios. Este pueblo representa a los justos de hoy, el remanente santo que ha salido de la religiosidad muerta y de todo lo que una vez impidió su crecimiento espiritual.
Sin embargo, la meta de Dios para los israelitas tanto como para nosotros hoy – nunca ha sido únicamente la separación del mundo. Tú puedes haber salido de un sistema eclesiástico babilónico muerto, algo que ha traído muerte a tu alma. Quizá alguna vez viviste una vida doble – tu mente corrompida y tu crecimiento en el Señor obstruido ¡Pero después tu oíste un llamado!
Dios estaba despertándote. Tú anhelabas estar entre cristianos con un mismo sentir, ¡y Dios te saco! Ahora puedes decir: “Yo creo que estoy creciendo, porque tengo un corazón para Dios. ¡He sido separado del mundo!”
Sin embargo, no es suficiente decir, como los judíos lo hicieron en Israel, ¡Lo hemos logrado! Esta es la meta final del Señor para nosotros. Estamos separados del pecado; hemos salido de Babilonia. ¡Ahora estamos entregados completamente a Dios!
Ves, mientras ellos decían esto, el testimonio de Dios yacía en ruinas. El templo representaba el testimonio de Dios en la tierra. Cuándo todas las cosas fueron ordenadas conforme al propósito y al plan de Dios, el templo fue bendecido con la presencia de Dios. Personas tales como la reina de Saba vino y vio a Salomón ir al templo. ¡Solo la experiencia de esto la dejo sin aliento! ¡Tales personas tenían gran reverencia y pavor por el Dios de Israel! Pero el pecado hizo que la presencia de Dios dejara el templo ¡Cada vez qué el pecado entraba, la gloria se retiraba y el templo entraba en decadencia!
Cuando Dios mandó a Israel salir de Babilonia, Él no solo quería que ellos huyeran de aquella sociedad y ciudad corrupta. ¡Él los llamó a ir a Jerusalén para levantar un testimonio – a restaurar y construir Su casa¡ Ese fue su primer llamamiento: ¡Vayan a Jerusalén y edifiquen Mi casa! ¡Tomen mis intereses sobre ustedes primero¡
Dios había despertado los corazones de los ministros, lideres, el sumo sacerdote Josué y Zorobabel el príncipe. Ellos trabajaron con gran vigor pero cuando la oposición vino, ellos comenzaron a desanimarse. Por dieciséis años el templo permaneció ignorado. Y miles de excusas vinieron a sus mentes porque ellos no pudieron continuar la obra de Dios.
La historia de Hageo es vital para nosotros porque el Señor nos ha despertado y nos ha hablado las mismas palabras: “¡Salid de Babilona – y edifiquen mi casa¡”
Dios nos ha dado una carga por los desamparados, los pobres y los necesitados. Él no quiere que simplemente nos sentemos aquí y comamos nuestro bocado solos ¡Él nos esta diciendo que pongamos Su casa y Sus intereses primero!
Él esta diciendo, “Yo no solo te llame para estar separado, solo para ser santo, solo para alabarme. Sí; esas cosas son buenas. Pero yo te llame de Babilona por un propósito mayor. Quiero prepararte – ¡usarte para levantar Mi testimonio!”
Amado, hay un testimonio que yace en una ruina total. Yo te pregunto: ¿Qué ha mostrado la iglesia de Jesucristo en los últimos quince años? ¡Un Cristo de riquezas, de prosperidad, de ruego y suplicas para apoyar los imperios y sueños de los hombres!
¡Sin embargo, todo el tiempo el verdadero testimonio de Cristo esta desecho! ¡Y Dios esta llamando a un pueblo en estos tiempos a reedificar el verdadero testimonio de quien Cristo es! Él es aquel que oye el clamor profundo del pobre. Él es un Cristo amoroso que se interesa. ¡Él se extiende para ayudar el necesitado, al desamparado!
¡Yo he estado predicando ese mismo mensaje por doce años! ¡Babilonia representa a una sociedad, descarriada y malvada, en confabulación con una iglesia apostata y descarriada! ¡Para nosotros, Babilonia representa una vida de indiferencia espiritual, pereza y un compromiso mundano – una religión vacía de Dios y Su santidad!
Ahora mismo hay un creciente remanente de cristianos santos y separados cuyos corazones han sido inquietados. ¡Esto es una obra soberana de Dios! Estos creyentes ya no pueden tolerar la maldad y el compromiso en sus iglesias. ¡Ellos oyeron al Espíritu Santo llamándolos a una vida de santidad y separación del mundo!
Ahora ellos han salido de Babilonia, fuera del entumecimiento y corrupción de la apostasía. Ellos ya no doblan sus rodillas a los ídolos de esta era. Ellos son un pueblo santo, verdaderamente separados – un pueblo hambriento de ir mas profundo en el Señor.
¡Pero salir de Babilonia no es suficiente! No es suficiente decir, “¡Dios me ha limpiado y he dejado mis antiguos caminos atrás! ¡Yo he cambiado verdaderamente! ¡Estoy fuera de aquel antiguo cementerio religioso babilónico!
Dios esta tratando de decirnos algo más. Y yo creo que aquí es donde el evangelio de la fe y de la prosperidad perdió su curso.
Ves, ese evangelio particular comenzó con varios hombres piadosos y santos. Ellos estaban hambrientos de Dios, inquietados, creyendo que había algo mas para servir a Dios que lo que ellos habían visto en el sistema religioso muerto a su alrededor. Ellos comenzaron a ver que Dios quería bendecir a su pueblo, poner recursos en sus manos para un propósito. Y, como Israel, estas personas salieron de Babilonia y descubrieron que Dios bendice a aquellos que verdaderamente confían en Él.
Vemos esto en el Antiguo Testamento. Dios prometió bendecir a los judíos que disponían sus corazones hacia Jerusalén Pero él proveyó todas aquellas bendiciones con la intención de que el pueblo edificara Su casa primero – ¡qué restaurar un testimonio que estado arruinado¡
Hoy debemos usar los recursos dados por Dios para alimentar a los pobres, vestir al desnudo, hospedar y mantener a las viudas y rescatar al huérfano y al desamparado. Esa es la razón por la cual Dios quiere derramar sus bendiciones sobre nosotros ¡para qué nosotros la demos a otros! El pueblo de Dios siempre ha orado, “¡Oh Dios, bendíceme de manera que pueda bendecir al necesitado! Prospérame de manera que tenga mas para bendecir tus obras” Esto aparece en la literatura de todos los maestros de la prosperidad también: “El Señor quiere enriquecerte de manera que tengas mas para la causa del Señor.”
Pero hay algo torcido en la naturaleza humana. Una vez que tenemos el recurso en nuestras manos, inmediatamente comenzamos a ponernos metas en vez de dar esas bendiciones. Esto es lo que ha sucedido con el evangelio de la prosperidad en esta ultima hora.
Yo creo que Dios estaba tratando de levantar un testimonio. Él quería una iglesia que, por medio de su Hijo, Jesús, permanecería en pie en los días venideros más oscuros – una iglesia que creyera a Dios por sus recursos y por su unción. ¡Dios quería un pueblo en el que pudiera confiar! ¡Personas que no gastaran dinero en ellos mismos, sino que lo repartirían – de manera que otros en los últimos días vieran a un Cristo que puede hacer lo que el gobierno no podría!
¿Pero que ocurrió? En vez de alcanzar al pobre y al necesitado, los cristianos que han sido bendecidos financieramente gastan sus recursos en si mismos. ¡Ellos compran hasta desmayar!
Pocos han puesto el corazón del Señor en sus dadivas. Ellos dan cuando es conveniente, o porque se sienten culpables. En vez de vivir por fe y dar lo que el Señor les ha dado a ellos, ellos compran más y más para si mismos y solamente dan lo que les sobra.
Si, es bueno decir, “¡Señor, bendíceme de manera que pueda bendecir a otros! ¡Pero aparte de aquellos con corazones quebrantados delante del Señor, el pueblo de Dios nunca da seguimiento a lo dicho!
Esto sucedió con Israel. Eventualmente, el pueblo ceso de construir la casa de Dios. Por dieciséis años ellos dijeron, “No ha llegado aun el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada” (Hageo1:2). Ellos solamente habían puesto el fundamento – ¡y hallaron miles de excusas por la cual no podían ejecutar lo que Dios les había llamado a hacer!
La tarea era muy costosa y la economía estaba debilitándose. Ellos dijeron, “No es el tiempo indicado. Esperaremos hasta que las condiciones mejoren.” Pero el futuro luce mal. La cosecha estaba decayendo, los negocios están yéndose abajo, los asalariados estaban perdiendo dinero tan rápido como lo ganaban: “El que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.” (Hageo1:6).
Esta claro que ellos querían edificar la casa de Dios. Ellos vieron esto como una verdadera visión de Dios. Pero dijeron que no era el tiempo apropiado: “Apenas tenemos suficiente para nuestras propias familias. ¿Cómo podemos emprender tan enorme proyecto cuando la mayoría no puede con lo que tiene? Ni aun Salomón cargaba tanto a la gente.”
Así que ninguna otra piedra fue puesta por dieciséis años ¡Sin embargo, en ese periodo el pueblo hallo todo el dinero, tiempo y recursos que necesitaban para construir sus propias casas y asegurar sus propios intereses!
¡Ellos construyeron buenas casas, costosos muebles, entablado de madera de cedro, techos esculpidos! Ellos no abandonaron el altar ni los sacrificios – pero se preocuparon con las necesidades de sus propias familias: “Seguramente Dios espera que cuide a mi familia. Él es un Dios bueno, y lo amamos. ¡Tan pronto satisfagamos nuestras necesidades, daremos todo por Dios!”
Finalmente el Señor: “¿Es acaso para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?” (Hageo1:4).
En otras palabras, “Por dieciséis años tu has dicho, no es tiempo para que la casa Dios sea construida, no es tiempo para Sus intereses pero ustedes salieron y obtuvieron cualquier cosa que USTEDES desearon.” “¿No es tiempo ahora de que caminen en fe y hagan lo que yo les he mandado?” “Sin embargo, ustedes van a sus hogares bellos, con muebles finos y dicen, Dios entiende.” “Ustedes salen y comen lo que desean, hacen lo que desean, compran lo que desean; ¡pero cuando consideran las necesidades del pobre, ustedes dicen, es demasiado costoso, muy caro!”
Hageo dijo al pueblo “¡Quiero mostrarles lo que ocurre cuando se pospone el obedecer el mandato de Dios!”
El tiempo correcto para hacer lo que Dios te ordena, es en el momento que Él envía su Palabra profética y despierta su corazón.
¡Las órdenes de Dios deben ser obedecidas tan pronto como son reveladas! ¡Sin retrasos, sin excusas, sin aplazamientos mientras que seguimos nuestros propios intereses.
Algo soberano les sucede a aquellos que tardan en hacer lo que Dios ordena. Mientras ellos están diciendo: “No es el tiempo correcto; tengo demasiados hierros en el fuego,” ¡Dios manda una sequía sobre ellos!
“Buscáis mucho, pero halláis poco; lo que guardáis en casa yo lo disiparé con un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi Casa está desierta, mientras cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso los cielos os han negado la lluvia, y la tierra retuvo sus frutos.” (Hageo 1:9-10).
¡Hageo estaba explicando por que estas personas estaban tan secas, vacías y aburridas! El pueblo no podía comprender la extraña experiencia que era común entre ellos: ¡Ellos nunca estuvieron satisfechos! Ellos tenían una sed interior y profunda insaciable. ¡Mientras más dinero gastaban, mas cosas necesitaban – y más infelices estaban!
¡Cuándo no obedecemos a Dios, Él sopla sobre nuestras bendiciones y las seca! ¡Acontece una sequedad interior!
¡Esta inquietud divina, esta profunda sequía interior, es el juicio amoroso de Dios para guardarnos que seamos vencidos por un consumidor interés propio!
Yo he experimentado esta clase de juicio protector – hacer tanto para Dios y sin embargo sentir que tanto esta incompleto. Trabajar tan duro y sin embargo sentir que no he llegado a ninguna parte.
Es una sensación inexplicable de hacer mucho y cumplir poco, de inquietud de alma. Es amar a Dios, pero sentir que no has tocado algo que él quería. ¡Es saber que hay algo en que no acertaste!
¿Estoy explicando algo que esta ocurriendo en tu vida ahora mismo? Tal vez estas sirviendo a Dios, pero no estas totalmente realizado y satisfecho en tu andar cristiano. Tu tienes una sequedad espiritual, una podredumbre dentro, mientras que todos a tu alrededor están avanzando en el Señor. Dios puede estar diciéndote: “Yo cause la sequía.”
Amado, esta no es la ira de Dios ¡Es su amor trayéndola sobre nosotros! ¡Ves, Dios llama a la sequía para mostrarnos la futilidad y el vacío de todo lo que provee las necesidades del yo y de la carne! Es la amorosa mano de Dios obrando: “No dejare que seas tragado por el egoísmo, así que enviare una sequía – ¡para salvarte!”
¡El pueblo de Israel creyó a ambos, al mensajero y su mensaje! Ellos pusieron a un lado todos sus pensamientos, todos sus propios mensajes. Ellos no dijeron, “¡Yo también oigo a Dios – y se que aun no es tiempo de edificar!” ¡No! Ellos permitieron que la Palabra de Dios tocara sus corazones (Hageo 1:14). ¡Ellos fueron inquietados!
Ves, Hageo no los estaba condenando por tener buenas casas o por ser bendecidos. Aquellos eran derivados de caminar en pacto con Dios ¡Dios quiere bendecir a su pueblo!
¡Pero el profeta estaba llamando al pueblo a un balance apropiado! El pueblo respondió poniendo a un lado sus propios pensamientos. ¡Y en solo veintitrés días ellos pasaron de ser inquietados a un obrar!
¡Dios se mueve rápidamente cuando su pueblo se ocupa obedeciendo su Palabra y edificando su casa!
¡En la misma hora que el pueblo decidió hacer lo que Dios había ordenado, el Señor abrió los almacenes del cielo y la tierra! Dios volvió a enviar a Hageo con este mensaje: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8). Él estaba diciendo: “No vuelvas a mirar la economía. Nunca más teman porque el futuro parece malo. Todo es mío. ¡Yo supliré todo lo que tu necesitas!”
¡El dinero se agotara en la ciudad de Nueva York! ¡Los bancos se están viniendo abajo! Los gobiernos federales y estatales están derrumbándose – ¡pero Dios es tan rico como siempre y su almacén nunca disminuye! Y él quiere dar sus recursos a su pueblo – ¡no para gastarlos en si mismos, sino para establecer su testimonio!
Puedes hacer la obra del Señor con confianza “Porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:4) “Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis, porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí ha poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca” (2:5-6).
¡La reedificación fue una empresa muy grande y costosa, y los israelitas casi no tenían con que trabajar! Sin embargo Dios dijo, porque ustedes decidieron caminar en fe – porque tienen un corazón para edificar mi casa y levantar mi testimonio – ¡Yo voy a sacudir el cielo y la tierra! No miren la economía ni el futuro. Mantengan sus ojos sobre mí y ¡trabajen! Yo estoy con ustedes – ¡y eso es todo lo que ustedes necesitan saber!
Jesús dijo, “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” (Lucas 6:38).
Hasta este punto el gobernador local no les había vendido ningún producto a los israelitas. Ellos habían sido rodeados por todos lados. Y por dieciséis años ellos habían sido obstaculizados en la obra.
El pueblo se preguntaba “¿Cómo vamos a conseguir toda la madera? Nuestros vecinos ni siquiera nos dicen hola. ¡Nos están maldiciendo!
Pero a pesar de todo, los israelitas se dedicaron a la obra. ¡Eso es todo lo que Dios necesita – un pueblo dispuesto listo a trabajar!
Con el compromiso de la gente hecho únicamente sobre la fe, Dios decidió bendecirlos mas allá de lo que pudieron imaginar. ¡Repentinamente, con el rasgo de la pluma, Dios proveyó para que cada necesidad sea satisfecha!
¡Él sabia que ellos cumplirían! Ahora ellos estaban emocionándose en hacer su obra. Y antes que la primera piedra fuese puesta, ¡Dios comenzó a derramar sus bendiciones! (Hageo 2:13:19).
Dios dijo: “Considera de ahora en adelante” queriendo decir, ¡Toma nota! ¡Márquenlo en su calendario! Anteriormente, ustedes hicieron lo que quisieron, ustedes edificaron para ustedes mismos. Pero ahora las cosas cambiaran ¡No mas tedio, no mas sentimiento de no cumplir nada! ¡Solo están comenzando!
“Desde ahora en adelante yo regare sus almas con gran gozo, con paz, un sentimiento de total cumplimiento. ¡Voy a darles mi fuerza y vida! ¡Voy a hacer a esta ciudad una ciudad de paz!”
Esta es la razón por la cual esta profecía de Hageo me ha castigado personalmente. Dios ha inquietado nuestros corazones para levantarnos en fe y levantar un testimonio del amor y cuidado de Jesús por los pobres, necesitados y destituidos en esta ciudad. ¡Hemos sido desafiados a construir una casa de compasión!
El trabajo parece abrumador. Hay como 90,000 personas desamparadas solamente en la ciudad de Nueva York, y los números están creciendo. Hasta algunos de nuestra congregación pueden ser echados de sus hogares si pierden sus trabajos. ¡La economía esta cayendo y el futuro es tenebroso! Tratar de trabajar con las agencias de la ciudad es como perderse en la jungla. Yo sé, sin lugar a dudas que el Señor nos ha bendecido poniéndonos en un lugar para realizar lo que él nos manda. Y sé que si no actuamos ? y lo hacemos ahora – una sequía espiritual caerá sobre nosotros.
Dios soplará sobre nuestras bendiciones y nos herirá “con viento sofocante, con tizoncillo” (Hageo 2:17). Él hará que estemos centrados en nosotros mismos, quejándonos, cristianos tristes empobreciendo día a día.
Pero, aun cuándo Dios me ha asegurado de su provisión, sentí temor cuando leí un articulo reciente en el New York Times, titulado, “La depresión esta Aquí”
Un abogado especializado en bancarrota estaba diciendo que el mercado de bienes raíces caerá en nueve meses – que no deberíamos comprar propiedades ahora, porque en un año estarán disponibles por una fracción de su precio actual.
Inmediatamente de haber visto eso, pensé “No es tiempo de ir adelante con una casa para viudas y madres solteras, o una casa para los hombres desamparados y adictos. ¡El próximo año será más barato!” Llame a uno de nuestros miembros de junta; y le dije, “Quizá deberíamos esperar…”
Gracias a Dios por el denuedo de ese querido hermano. La economía no lo intimido. Él dijo, “Pastor, todo lo que importa es si Dios dice que este es el lugar y ahora es el tiempo. Lo haremos, con o sin depresión. Dios nos sacara adelante.”
S esa pequeña reprimenda no fue suficiente, obtuve todo lo que necesitaba cuando fui a orar. El Espíritu Santo me dijo que leyera Hageo -¡y que castigo recibí!
Habíamos ordenado algunas cortinas nuevas para mi estudio y pintamos y empapelamos las paredes. Mientras me senté en aquella habitación: leyendo las palabras del profeta de Dios, ¡fui convencido! ¡No podía esperar hasta el lunes para volver a la oficina y trabajar para la casa de Dios!
No hace mucho un trabajador social dijo que la fatiga de compasión ha golpeado a Nueva York. La gente está cansándose de ver desamparados mendigos a donde quiera que van, y se están distanciando emocionalmente de aquellos que sufren a su alrededor.
Amado, ¡qué eso nunca nos ocurra! ¡Que esto no suceda a la iglesia de Jesucristo! Porque Cristo siempre trae nueva vida a aquellos que sufren. El es la lluvia que riega el jardín y satisface en la sequía, el manantial que no falla (Isaías 58:11). ¡Todo lo que él toca brota vida!
Si no nos movemos con esa vida preciosa, ¿Sabe lo que va ocurrir? ¡Lo mismo que les sucedió a las personas a las cuales Hageo hablo estas palabras! Tus intereses se volverán internos en vez de externos. ¡Todo lo que hagas será una farsa!
Pero Dios no dejara que eso ocurra. Él esta diciendo: “¡Voy a enviar mi gloria sobre ti! ¡Voy a darte todos mis recursos y todo lo que tienes que hacer es el compromiso y aferrarte a él!”
Ha una aplicación final a la profecía de Hageo. Es dirigida a aquellos que han dicho: “Este no es el momento para dar mi todo a Jesús. ¡Será en otro momento! ¡Realmente quiero hacerlo – algún día!
Tus estas anidando algunos intereses propios que piensas que Dios te va a quitar. Tu dices: “Después, cuando lo logre, cuando me lo pruebe a mí mismo – ¡entonces daré mi todo a Jesús!”
No – ¡créeme, no lo harás! Dios puede estar llamándote por última vez. ¡Su gracia siempre estará disponible, pero tu corazón estará demasiado endurecido para responder! ¡Hoy es el día! “Si oyeres hoy su voz; no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). ¡No esperes otro momento – para decir sí a Jesús!