Solo quería volver a casa – Richy Esparza
Solo quería volver a casa
por Richy Esparza
Hace un año me encontraba visitando la provincia de Nueva Escocia en Canadá por motivos de trabajo, en dicha provincia la temperatura normal en esta época del año es de unos -15º c más el factor de congelación baja a unos -30º c. Salí de un restaurante y me dirigía al hotel, con cada paso que daba sentía menos mi rostro y mis manos. Y casi llegando a mi destino, un hombre me abordó y me dijo “Por favor ayúdeme estoy desesperado” El hombre tenia semblante quebrantado, ojos de impotencia y un espíritu abatido, además estaba cansado de mover sus manos sin guantes para evitar que se congelaran. El individuo me contó su historia, describió cómo la suma de malas decisiones le había hecho perder su empleo en la ciudad de Toronto y qué decidió mudarse a otra provincia en busca de oportunidad. Más sin embargo, no encontró lo que buscaba, sino un fondo de sufrimiento. Hacia unos cuantos días acababa de gastar sus últimos dólares en un hostal y en ese momento tenía un par de noches mendigando en las calles.
Su impotencia tocó poderosamente mi corazón, y le pregunté qué era lo que necesitaba, a lo que él respondió que solo quería volver a casa. Le dí mis guantes, bufanda, algo de dinero y le hable del amor del Señor. El hombre recobró ánimos y dijo que volvería a casa, y antes de partir me dijo qué él ya creía en Dios y que antes de que yo llegara, él le había implorado a Dios que le enviara ayuda. Lo cual me hizo sentirme grandemente privilegiado, el hombre estaba siendo ignorado por su pueblo y Dios tuvo que enviar a uno de Su pueblo para ayudarle.
¿Y qué no es esa nuestra función hermanos? Mostrarle el camino a casa a los de espíritu abatido, desprendernos de nuestra comodidad para darles calor, y hacer la labor de misericordia que el mundo ha olvidado.
Somos la manera en que el Señor se materializa al oprimido, somos el medio que nuestro Señor utiliza para responder las oraciones del abatido, pero en ocasiones lo olvidamos…..y de no llegar la ayuda a tiempo, muchas almas perecen congeladas.
Hoy te invito hermano, a ser calido refugio para aquél que el Señor ponga en tu camino, y al hacerlo; recuerdes que en algún momento también tú estuviste desesperado por encontrar el camino a casa.
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