Un Pensamiento Profundo – Brendaliz Avilés
Un Pensamiento Profundo
por Brendaliz Avilés
Yo amé a manos llenas y de la misma forma sufrí.
Las rosas me hirieron con sus espinas,
pero también perfumaron mi existir.
De todo lo aparentemente malo algo bueno aprendí.
A veces lloré desconsolada y otras reí sin medida.
He vivido mi vida de la mejor manera posible,
en que he sabido y que el transcurso del tiempo
me ha enseñado y dejado conocer.
He cometido errores a granel y también
he purificado mi alma bajo las aguas del perdón.
Hay cosas de las que me arrepiento,
debí ser atrevida y creer mucho más en mí.
Así como creí en el potencial de todo el que me rodeaba,
debí animarme para lograr muchos de mis sueños.
Debí haber dicho muchas de las cosas que sentía en el alma.
Más no lloro por lo dejado, algunas cosas pueden ser recobradas.
Sencillamente lo que pasó, pasó y lo que fue quedó atrás.
Muchas veces he recogido los pedazos rotos de mi corazón,
algunos los he reparado yo misma, y otros tantos alguna
buena gente que siempre me han rodeado me han ayudado a sanar.
No me quejo pues el dolor me ha convertido en alguien fuerte.
Una mujer dispuesta a luchar,
una guerrera lista para enfrentar sus batallas.
Yo no me he quedado mirando el reloj contar las horas,
ni al calendario pasando los días.
Yo he salido a encontrar victorias.
He perdido batallas pero aún no pierdo la guerra.
Me inclino ante Dios y de él viene mi fuerza.
Procuro vivir más que existir,
un día a la vez con mucha intensidad y procurando
olvidar aquellas cosas negativas que para nada aprovechan.
Me río aunque haya sol o tempestad,
abundancia o escasez.
Es la actitud mental lo que te ayuda
lo que al final de la jornada cuenta.
Un poema muy bello, cuan grandioso es Nuestro Señor que como poderoso gigante camina de nuestro lado si tan sólo se lo pedimos si confiamos en el de corazón si en vez de mirar con nuestros ojos humanos aprendemos a ver con los ojos de su espíritu, lo hermoso del dolor está en reconocer que nos ayuda a crecer, que cuando pensamos que las estrellas no se ven o no podemos contemplarlas siempre están allí, no es que se fueron pidiendo licencia para continuar su viaje a otro lugar, están allí siempre, sino que a veces el cielo como si tuviera un velo está nublado y no nos deja comtemplarlas, así sucede en nosotros cuantas veces queremos mirar a nuestro Dios porque sabemos que es más hermosos que una estrella, queremos que nos escuche y sentir que está con nosotros, pero el velo del dolor, el fracaso la caída nos impide mirar con sabiduría, aprendamos a mirar con los ojos del corazón que ama a Dios a través de su espíritu que aunque el cielo esté nublado las estrellas están allí tan radiantes y hermosas en su brillar, saquémonos el velo que nos aparta, el dolor nos impide mirar las cosas que nos ayudan a bien, és como cuando una mujer da a luz, llama a la hermana para sentirse tranquila, a la mamá , nada, al esposo, nada, está allí rodeada de las personas que ama, y aún asi se desespera y pide venga otro , otro, el dolor nos ciega llamamos a Dios cuando estamos mal, pero estamos tan ocupados en estar sufriendo lo que creemos que es insoportable y no vemos que está a nuestro lado la persona que más nos ama Dios, es sólo dejar de enfocarnos en el dolor para ver la mano de Dios, “La fé es la certeza de lo que se espera, la comvicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1
Dios le bendiga y muchas gracias por este hermoso Poema
¡Qué lindo lo que escribiste!
Muchas gracias por tu comentario.
¡Dios te Bendiga!
Respetuosamente,
Brendaliz