Fuego Divino
Fuego Divino
“Puede haber más oración verdadera en una pequeña reunión de oscuros creyentes que en una gran asamblea donde todo es hecho con más habilidad, que ardiente deseo.” (Charles Spurgeon).
En Japón existe un reglamento para emergencias, que dice que si hay alerta de tsunami o de desastre nuclear, durante la fase de evacuación debes ir hacia las montañas; lo más rápido que puedas, sin detenerte y sin ocuparte de nadie demás, y busques el lugar más alto posible. Pero por sobre todo, hace incapié en no detenerse a ayudar a nadie, porque los expertos han observado que muchas personas que mueren, lo han hecho tratando de salvar a otros.
La misma creación de Dios no dice estas cosas. El árbol no come de sus propios frutos, el río no bebe su propia agua, el sol no brilla para sí mismo y las flores no esparcen su fragancia para sí mismas. SERVICIO es lo que nos enseña Dios Padre a través de la Creación y de su Palabra (Salmos 19). SERVICIO es lo que Jesús el Hijo, el más formidable líder de todos los tiempos, nos enseña cuando se puso a lavar los pies de sus discípulos (Juan 13:4 y 5). SERVICIO es lo que nos enseña el Espíritu Santo cuando intercede por nosotros porque no sabemos qué hemos de pedir como conviene (Romanos 8:26).
La nube muere para dar la bendición de la lluvia en la sequía. La semilla muere cuando germina para dar vida a un nuevo ser. La candela muere cuando se agota para dar lumbre a los del aposento. Esto no es posible sin FUEGO DE DIOS en tu corazón. No importa si es una pequeñita candela o resulta ser una tremenda hoguera. A los ojos de Dios ES FUEGO.
Pero hay fuegos que queman y hay fuegos que iluminan. Es preciso aprender a discernir lo que es de Dios y lo que no. Hay fuegos que no son de Dios, que muy lejos de iluminar el camino a los demás, van quemando todo a su paso. Hay fuego en su corazón, sí, pero no es de Dios. Arrasa, seca, mata.
En cambio, cuando ese fuego en tu corazón es de Dios, hace la diferencia. ILUMINAS. Mueres a tus deseos y sólo eres feliz con una vida rendida en servicio. La ofrenda de Elías no se encendió sino con fuego de Dios (I Reyes 18:38). Esa es justamente la diferencia entre la pequeña reunión de los creyentes y la asamblea donde las cosas se hacen con más “invento- dinámica” que fuego de sacrificio.
“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
(Filipenses 2:13 RV60)
Por: Luis Caccia Guerra
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