Si Salvador, también SEÑOR – Luis Caccia Guerra

Si Salvador, también SEÑOR

“Es dudoso que Dios pueda bendecir grandemente a un hombre, si antes no lo ha herido profundamente.” (A. W. Tozer)

Aiden Wilson Tozer (Pensilvania 1897-Toronto 1963) fue un reconocido pastor cristiano estadounidense, predicador, escritor, editor de revista y conferencista bíblico. Sus escritos son profundamente espirituales y sinceros hasta el dolor, como alguien acertadamente lo describió. Y la cita con la que comienza el presente devocional no pierde oportunidad de demostrarlo así.

La primera vez que leí esta cita ¡debo reconocer que hizo que se pusieran los pocos pelos que me quedan, de punta! Habida cuenta de que hace meses que transito una difícil situación, que el arroyo se seca, que no hay nubes en el horizonte que anuncien el retorno de la lluvia, y de que necesito imperiosamente y con urgencia de la provisión grande de Dios, que sólo un milagro puede hacer; esperar la herida antes que la bendición no estaba en mis planes, precisamente. No está en los planes de nadie.

Es que con mucha más frecuencia de la que podemos imaginarnos, tendemos a olvidarnos rápidamente que cuando entregamos nuestra vida en las dulces manos del Salvador, LA ENTREGAMOS. Es suya, ya no nos pertenece y por más que lo intentemos, ya no nos corresponde volver a tomarla. Eso es cuando hicimos de Jesús, primero nuestro SALVADOR cuando creímos; luego NUESTRO SEÑOR, cuando le cedimos el control de nuestra vida.

Entonces, ya no son mis planes, son SUS PLANES. Ya no es mi vida, ES SU VIDA. Y eso al hombre natural, DEFINITIVAMENTE NO LE GUSTA. Es como la semilla, para llegar a ser el árbol que da fruto, provee sombra y ofrece abrigo a las aves, tiene que morir para liberar la vida que lleva en su simiente. Un proceso difícil, sinuoso a causa de la continua resistencia que el hombre natural ejerce sobre este proceso.

No es de extrañarse, entonces, la forma en que nos angustiamos cuando la vida nos da un barquinazo. Cuando ayer todo nos sonreía, hoy súbitamente nuestro bote está literalmente “patas para arriba” y ya no tenemos el control, cosa que sí tanto nos gusta tener. Aunque estemos llevando el barco por zonas oscuras y alejados de la hoja de ruta trazada por Nuestro amado Señor, no importa, igual disfrutamos tener el control, convertirnos aunque sea por poco, en nuestro propio dios.

Una amorosa sacudida de parte de Dios, un buen derrape fuera del camino, hacerle una visita a la banquina, entonces; mal que nos pese, no viene nada mal para recordarnos QUIEN ES EL JEFE, QUIEN ESTA A CARGO y permitirle a Él que nos vuelva a llevar al buen camino, mas no como nosotros queremos ni por donde nosotros queremos, SINO POR DONDE EL QUIERE y COMO ÉL QUIERE.

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

(2 Pedro 3:18 RV60)

Por: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.devocionaldiario.com

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