Sigo firme en Cristo, por su gracia – Marisela Ocampo O.
Sigo firme en Cristo, por su gracia
Yo no podría jactarme de mi caminar con Cristo, no puedo vanagloriarme de una obra que sólo Él por el poder de su Espíritu lleva a cabo en mi vida. Tengo que ser sensata y reconocer que todo lo que he vivido no lo hubiera podido afrontar si no fuera por el favor y la misericordia que Dios me ha manifestado en Cristo Jesús.
Tengo que reconocer que sin Cristo estaría perdida, totalmente consumida por la atmósfera nefasta que envuelve a este mundo lleno de maldad.
Puedo mirar hacia atrás y darme cuenta de la gran fidelidad de Dios, de cómo su amor me ha cobijado en todo tiempo y cómo me ha defendido de los leones feroces que se encuentran en esta selva de cemento y que han pretendido por todos los medios mi destrucción. Para ellos tengo una muy mala noticia ¡aquí sigo, firme en Cristo, por su gracia! ¡Gloria a Dios por los siglos de los siglos!
Lo que he afrontado en el poder del Espíritu, me ha servido en primer lugar para reconfirmar una y otra vez la soberanía de Dios; su obrar y sus tiempos son perfectos, Él tiene el control de todo lo que pasa en mi vida. En segundo lugar, he podido comprender lo miserable que soy sin el Señor, cuánto dependo de Él, cuánto necesito su presencia y cuán inútil sería vivir sino es para Él; y en tercer lugar, no me cabe la menor duda del poderío y la majestuosidad que ejerce Dios en mi vida. No es lo que yo quiera, mi vida no me pertenece, en mi vida pasa sólo lo que Dios quiere me guste o no. Él es quien manda, Él es mi Señor.
Mi vida sin Cristo no vale nada; sin Él, yo no tendría ninguna diferencia en comparación a una persona que yace en la tumba. ¿Cómo podría glorificar a Dios sabiendo que los muertos no pueden alabarlo? “Los muertos no pueden cantar alabanzas al Señor porque han entrado en el silencio de la tumba”. Salmo 115:17 (Nueva Traducción Viviente). Aunque dichosos aquellos los que han muerto justificados por Cristo Jesús, pues ellos cuentan con la esperanza de ver la gloria de Dios eternamente. Sin embargo, ¿qué final les espera a los que mueren y viven sin Él?
Jesucristo es la luz de mi vida, Él es el único motivo de mi existencia, Él y sólo Él puede hacerme sentir verdaderamente viva. Por lo tanto, mi interés en Cristo aumentará, Él seguirá siendo mi principal prioridad; sin Él moriría aunque siguiera viviendo en esta tierra, yo prefiero morir sabiendo que por siempre viviré con Él.
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees? Juan 11:25-26 (NTV).
¿Y tú, sigues firme en Cristo, o te has dejado amedrentar?
“Entonces los arrestarán, los perseguirán y los matarán. En todo el mundo los odiarán por ser mis seguidores. Muchos se apartarán de mí, se traicionarán unos a otros y se odiarán. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará; pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo”. Mateo 24:9-13 (NTV).
Por: Marisela Ocampo O.
Escrito para www.devocionaldiario.com