La libertad de la gracia – Richy Esparza
La libertad de la gracia
“El pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios.”
Romanos 6:14 Nueva Traducción Viviente.
Querer agradar a DIOS mediante la realización de buenas obras es desgastante. Vivir bajo las exigencias de la ley produce aflicción en el alma. En cambio el don de la gracia trae libertad. En ocasiones la culpabilidad del creyente le roba libertad en el corazón, pues éste intentará por medio de buenas obras lavar su culpa. Siendo que la gracia es el gran regalo que se recibe. ¡Así es! Solamente hay que recibirse como un regalo:
“Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo.” Romanos 5:17 (Nueva Traducción Viviente).
Jesús derramó su sangre en la Cruz para ofrecer libertad verdadera mediante la gracia. Sin importar qué pecados se hayan cometido, Él los pagó. Y espera que los suyos disfruten plenamente el regalo que Él les da. No espera que le sea pagado nada por lo que Él hizo. Sino que le alaben.
Todo aquel que ha aceptado a Jesús como Señor y Salvador, tiene paz con DIOS. Ha recibido la justicia y santidad de Jesús. Por lo que no es necesario que intente agradar al Padre al obedecer la ley, mas solamente recibir por fe el regalo de justicia de Jesucristo. Pues todo aquel que ha aceptado a Jesús como Salvador, de Él se ha revestido (Gálatas 3:27). Ya no está más desnudo a los ojos de DIOS.
Escoge mantenerte en la libertad de la gracia. Acepta plenamente en tu corazón la obra completa de Jesucristo; así vivirás en libertad.
Autor: Richy Esparza
Escrito para www.devocionaldiario.com
Nuestro amor por las almas hace que ellas sufran menos, o suban antes al Cielo. Pero, muy importante también es saber que si bien las almas no pueden hacer nada por ellas mismas, si pueden obtener ayuda de Dios para nosotros, para que el Señor nos socorra. Las almas son poderosas ayudantes de quienes oran por ellas: esa es una gracia que Dios les concede, ayudar a los que aún estamos en la tierra. De este modo, podemos hacer un excelente “negocio” espiritual: oremos muchísimo por las almas, y ellas nos devolverán ese enorme regalo de amor, pidiendo a Dios por nosotros. Santa Catalina de Bologna dijo: “He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.