John Coleman – Justicia y libertad para todos

La terrible verdad acerca de la esclavitud moderna y lo que usted puede hacer al respecto.

por John Coleman

libertad-para-todosHace ciento cincuenta años, desde Stone Mountain se veía una de las grandes atrocidades de la historia. A medida que la Guerra Civil arreciaba, ese punto de referencia de Atlanta supervisaba una sociedad de esclavos. El Censo Histórico Browser calcula que había más de 462.000 esclavos en Georgia en 1860, cuyos dueños tenían la firme creencia de que el hombre debía tener dominio sobre el hombre.1

Los tiempos han cambiado, casi un millón de personas murieron en la Guerra Civil de los Estados Unidos de América; cuatro millones fueron liberados. La deshonra de la esclavitud ha sido sustituida desde entonces en la mitología sureña por un pastor afroamericano de Georgia llamado Martin Luther King Jr, quien con palabras cargadas de autenticidad desafió al fanatismo de la segregación. La esclavitud racial ha sido oficialmente abolida y no es más que un vergonzoso recuerdo del calamitoso pasado de la humanidad.

¿O no es así? Hace menos de dos años, la policía de Atlanta arrestó a un hombre apodado “Mike Spade” (El negro Miguel) por cargos de tráfico sexual por la fuerza y fraude. Spade atraía chicas del lugar con contratos para “modelar” y después las obligaba a ejercer la prostitución con palizas, amenazas y el chantaje. No sólo abusaba de las mujeres, sino que además las esclavizaba.

Aunque espantoso, es una realidad más común de lo que pensamos. Hoy más personas están sometidas a la esclavitud que en cualquier otro momento de la historia. La Organización Internacional del Trabajo calcula que más de 12 millones de personas están hoy sometidas a la servidumbre laboral en todo el mundo (otros cálculos ponen la cifra en 27 millones).2 Los traficantes mueven más de 2.000 nuevos cuerpos a través de las fronteras internacionales cada día,3 y todo un siglo después que Brasil se convirtió en la última potencia colonial que prohibió la esclavitud, ésta se ha convertido en una epidemia mundial.

Entonces, ¿Cómo deben responder quienes han sido liberados en Cristo cuando tantos otros se encuentran hoy encadenados?

La esclavitud moderna es lo que el Departamento de Estados de EE.UU. llama “tráfico de seres humanos”, que involucra a víctimas que son obligadas, engañadas o coaccionadas a la explotación sexual o laboral. De acuerdo con el Colegio de Abogados de EE.UU., el tráfico de seres humanos produce miles de millones de dólares en ganancias cada año, y es “la industria delictiva de más rápido crecimiento y la tercera en el mundo”.4

Esta industria amenaza a personas de toda raza, género, origen étnico y credo. El 43% del tráfico de personas es de naturaleza sexual, 32% de mano de obra forzada, y el resto es una combinación de ambas.5 El 80% de las personas que son objeto del tráfico a través de las fronteras, son mujeres, y el 50%, niños.6

Cada persona esclavizada tiene un rostro y un nombre. Francis Bok, el autor de sus memorias Escape From Slavery (Escape de la esclavitud), es conocido como un luchador por la libertad. Pero hace dos décadas, siendo un niño sudanés, fue secuestrado y hecho esclavo después que milicias asesinaron con machetes a los adultos de su aldea. Pasó diez años en cautiverio, viviendo en un corral, y recibiendo golpizas y maltratos, hasta que finalmente se arriesgó a escapar.7

Mende Nazer, otra esclava sudanés, fue secuestrada a la edad de 12 años en condiciones similares. Vivía en las montañas de Nuba, fue golpeada salvajemente, violada y obligada a dormir sola en un cuarto bajo llave. Mende pasó los siguientes seis años de su vida esclavizada, primero a una familia rica de Jartum, y luego al embajador de Sudán en Londres.8

Yen Camboya, en el otro lado del mundo, una pequeña de cinco años de edad llamada Srey, fue vendida recientemente como esclava para satisfacer a los depravados “turistas sexuales” que visitan su país con el único propósito de abusar de niñitos y niñitas que han sido robados de sus hogares. Durante un largo año, Srey fue pasada de un hombre a otro todos los días, hasta que fue salvada por Somaly Mam, de 53 años de edad, una ex prostituta que ahora dirige centros de acogida para los niños rescatados de esta industria.9 En Camboya, Srey es un simple dato estadístico. Pero en realidad, es también una niña a quien le espera toda una vida de recuerdos monstruosos.

En todo el mundo, las historias son tan interminables como repulsivas, y el problema parece tan abrumador que puede hacernos querer darle la espalda. Pero Cristo nos manda a vencer esta oscuridad con la luz: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Ro.12:21).

Hay cosas que podemos hacer para desafiar al flagelo de la esclavitud moderna.

1. Tenemos que desarrollar una perspectiva cristiana en cuanto a la esclavitud.

Hace dos siglos, activistas cristianos como William Wilberforce y John Newton, en Inglaterra y EE.UU., lucharon para abolir el comercio esclavista de occidente. Ellos reconocieron que el mensaje central del cristianismo es el inmenso valor personal de cada ser humano. La verdad de que nuestro Creador nos ama a todos, es inspirador para todos aquellos de nosotros que estamos fuera de la esclavitud, y es aun más fortalecedora para quienes luchan desde dentro. “Vi a Dios como un protector de gente como yo”, dice Francis Bok, “cuando me encontraba perdido, lejos de los que me amaban, y viviendo entre quienes no parecían preocuparse de si yo vivía o moría”.10

2. Debemos resistir el impulso de dejarnos vencer, y reducir el problema a términos manejables.

Cuando William Wilberforce, el miembro más joven del Parlamento británico, se embarcó en su cruzada contra la esclavitud en el siglo 19, ésta era una institución que tenía 6.000 años de antigüedad y existía en casi todas partes del mundo. Wilberforce luchó en su rincón del planeta, y después de varias décadas todos los gobiernos la habían eliminado.

Ahora oficialmente ilegal, la esclavitud que queda es imprecisa, fragmentada y de largo alcance. Puede parecer un problema sin solución, un juego que no podemos ganar. Pero, para ponerle fin a la esclavitud a nivel mundial, tenemos que luchar contra ella con una persona a la vez cara a cara, nombre por nombre. Tenemos que darnos cuenta de que cuando vemos el problema a nivel local, a través de los ojos de sus víctimas, se convierte en algo más pequeño y más fácil de derrotar.

3. Tenemos que actuar.

He aquí algunas maneras que le permitirán a usted hacer la diferencia.

Difunda la Palabra. Por cada comerciante de esclavos, debe haber una persona motivada dispuesta a difundir el evangelio de la dignidad humana. Frente a un “Mike Spade” hay un joven activista de Georgia llamado Zach Hunter. A la edad de 12 años, Zach fundó la organización “Loose Change to Loose Chains” (Deshágase de las monedas para deshacer las cadenas) (www.lc2lc.org) para luchar contra el tráfico de personas y de la servidumbre laboral. Ahora, con 16 años, ha escrito un libro sobre el tema, Generation Change (El cambio de generación) y habla en escuelas, festivales e iglesias, consiguiendo la ayuda de jóvenes como él. Al preguntarle a Zach el porqué de su dedicación a una causa tan desligada de su vida, él responde, “Yo podría estar haciendo otras cosas con mi tiempo, pero tendría que preguntarme: ¿Por qué?”.

Invierta sus recursos. Las personas como Zach están haciendo más que comunicar; están dedicando tiempo, trabajo y dinero a la causa. Cristianos de todas partes del mundo han hecho de la lucha contra la esclavitud una de sus principales prioridades.

International Justice Mission (Misión Internacional de Justicia) (www.ijm.org) con sede en Washington, D.C., es un actor clave. Constituida por un grupo de abogados cristianos dedicados a la erradicación del tráfico de seres humanos, luchan a través del sistema legal, hablando a menudo con mucha firmeza y franqueza. Su Presidente, Gary Haugen, autor de Good News About Injustice (Buenas noticias en cuanto a la injusticia), dio inicio a IJM después de concluir su tiempo como Funcionario de las Naciones Unidas para la investigación del genocidio en Ruanda. Dice Gary: “Hemos aprendido que, en realidad, la violencia en contra de los pobres no es impulsada por el abrumador poder de sus autores, sino por la absoluta vulnerabilidad de las víctimas. Hemos visto que si uno les da a los pobres un defensor fuerte y firme, que no los va a abandonar, el abusador simplemente los dejará en paz”.

Otras instituciones de ayuda como Free the Slaves (Liberen los esclavos) (www.freetheslaves.net) y ChildVoice (La voz de los niños) (www.childvoiceintl.org) necesitan de nuestra ayuda. La campaña de Amazing Change (Cambio Admirable) (www.theamazingchange.com), fundada en honor del bicentenario de la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña y el estreno de la película Amazing Grace (Gracia Admirable – la película sobre John William Wilberforce y Newton), es un punto focal para involucrar a escuelas, familias y grupos de jóvenes. Usted puede también firmar una petición importante allí.

“Orad sin cesar”. Los cristianos tienen la clave de la liberación: la profunda convicción de que todos somos iguales, de que todos somos criaturas de Dios. Hace doscientos años, fue esta creencia lo que inició el primer movimiento abolicionista en el mundo occidental, y es la misma creencia que hoy impulsa a los abolicionistas. Tenemos hermanos y hermanas en todo el mundo a quienes se les niega su dignidad, y que están paralizados por el temor. ¿Está usted dispuesto a actuar, aunque sea con un granito de arena, para ayudarles a encontrar la misma libertad que usted ha recibido?

“Aunque usted no disponga de muchos recursos ni tenga mucha influencia, todavía puede usar su voz, cualquiera que sea el círculo de influencia que tenga”.

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1 National Geographic, septiembre, 2003.
2 Ibid.
3 “2006 Trafficking in Persons Report,” U.S. State Department.
4 ABA Journal, marzo, 2006: Section, “Your ABA.”
5 Kapstein, Ethan B. “The New Global Slave Trade” Foreign Affairs, 85 no. 6.
6 U.S. State Department, “Trafficking in Persons Report,” 2006.
7 Bok, Francis y Edward Tivnan. Escape from Slavery, 2003.
8 Nazer, Mende y Damien Lewis. “Slave,” PublicAffairs, 2003.
9 Rivers, Dan. “Girl, 6, Embodies Cambodia’s Sex Industry,” 27 de enero de 2007.
10 Bok y Tivnan, Escape from Slavery, pág. 54.

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