“Una fe y constancia inquebrantable”

Hace mucho tiempo atrás, Dios había dejado una gran promesa a su siervo a Moisés: La tierra prometida.

Este gran hombre caracterizado por tener una fe sublime, tuvo que enfrentar diversas situaciones antes de ingresar a la tan ansiada tierra que Dios le había prometido.

Pero Moisés no tuvo la oportunidad de poder contemplar esta maravillosa promesa. Su muerte dejo abierto el camino para que un sucesor siguiera al pie de la letra lo mandado por Dios para poder ingresar al fin a esta promesa dada por Jehová Dios.

Josué tomaría ahora las riendas del pueblo. Era Josué de edad muy joven cuando Dios le hablo diciendo: ” Ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” (Josué 1:3)

No dejo de imaginarme como habrá sido ese momento tan único, cuando Dios hablo así a Josué. ¿Que habrá pasado por la cabeza de él? ¿Se sentiría incapaz, como Moisés en sus inicios, para llevar adelante tan grande obra? Pero, en su gran sabiduría nuestro Padre del cielo, colmo a Josué de bastas promesas para que, si en algún momento sus fuerzas decayeran, recordara así lo que su Padre le dijo y mirara hacia adelante  sin dejar lugar a duda.

“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé” (Josué 1.5)

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo donde quiera que vayas”. (Josué 1.9)

¿Como habría de dudar si el LEON DE LOS EJERCITOS LE PROMETIÓ ESTAR JUNTO A EL?

Josué desde su temprana edad nos deja una enseñanza increíble: apropiarse, creer y seguir  fueron su gran secreto para una vida plena en Cristo.

Desde que Dios le encomendó semejante obra, él siguió adelante sin mirar siquiera a tiempos pasados.

Cuando él hubo escuchado lo que Dios le  mando, enseguida  puso manos a la obra, habló a su pueblo, se alistó y camino hacia lo que Dios le había prometido.

Ahora querido hermano, tú sabes que Dios, así como a estos grandes hombres, encomendó una obra en tus manos y así como a ellos te colmo de promesas para que te aferraras a ellas.

¿Y que estás haciendo al respecto?

Josué en el camino tuvo que enfrentarse a situaciones que lo desanimaron, un pueblo rebelde, fuerzas agotadas, un tiempo que parecía  no llegar; pero aun así y en medio de preguntas hacia su Dios, las promesas se repitieron fuertemente en su mente y siguió adelante, constante, fiel.

Fueron muy pocas veces las que se escucho a Josué cuestionar a Dios, pero en medio de esas preguntas, su Padre renovaba sus fuerzas y su constancia y fe lo llevaron a la victoria.

¿Cuántas veces emprendiendo algo para el Señor lo dejaste a medio terminar?

Escuchamos a diario situaciones cotidianas donde la constancia no está presente y postergamos para el mañana lo que hoy podemos hacer. “El lunes empiezo”, “Estoy cansada”, “otro lo hará mejor”.

¿Te resulta familiar? A mi si, a diario nos encontramos con estas frases de personas amigas o de nosotros mismos en cosas comunes, como una dieta, el estudio, etc.

Pero la imagen de Josué resuena en mí. La obra que Dios le había mandado no era sencilla, sin embargo, su obediencia, fe y constancia ante todo hicieron que pudiera apropiarse de la promesa que Dios le dio. Porque Dios lo que promete, ¡lo cumple!

Hoy seguramente hay muchas cosas que dejaste a mitad de camino, tu las sabes, las conoces y te rodean constantemente, y es algo que el Señor preparo para ti. ¿No crees que es hora que pongas manos a la obra, que te esfuerces y seas MUY valiente y que termines lo que empezaste?

Hoy puedes retomar con fuerzas aquello que dejaste atrás, tienes todo para hacerlo, un Dios fiel, presente, VIVO, que te colmo de todo para poder llevar adelante lo que emprendas, y lograr ser como Josué con una fe y constancia ¡INQUEBRANTABLE!

YO ME VOY HACIA MI TIERRA PROMETIDA, TÚ, ¿TE QUEDARAS EN EL CAMINO?

Autora: Naty Cardozo

Escrito originalmente para www.devocionaldiario.com

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