Línea directa con Dios – Luis Caccia Guerra
Línea directa con Dios
En el noticiero de la mañana ví una noticia que me llamó la atención: un estudio que comparaba el nivel de stress de las personas con el uso de teléfonos celulares de alta tecnología. Sin la más mínima intención de involucrarnos en polémica o controversia alguna, las interpretaciones de los resultados prefiero dejarlas en manos de los expertos, de los que saben. Pero la realidad objetiva es que por alguna razón, los mayores niveles de stress estaban localizados en los usuarios de estas tecnologías, en relación con el resto del grupo que formaba parte de la muestra.
Por otra parte, en uno de los primeros periódicos locales de este año, un título destacaba en la primera plana: “Durante 2011, la telefonía celular por tercer año consecutivo a la cabeza de las quejas de los usuarios de servicios”. Las llamadas se cortan, la calidad de las señales se pierde; las voces de distorsionan hasta hacerse por momentos ininteligibles, y al menos, en nuestro país, se paga un elevado precio por esos servicios comparado con otras prestaciones de telefonía.
Quien esto escribe, también utiliza telefonía celular; aunque el equipo del que dispongo no es más simple y elemental porque no existe otra cosa en el mercado. Pero a decir verdad: ¡LO ODIO! Esto muy a pesar de que en los últimos días me ha prestado una considerable utilidad.
Está encendido todo el día, no lo apago nunca. Lo llevo a mi mesa de luz cuando me voy a dormir. Lo consulto cada momento y estoy pendiente cada minuto de mis días de “esa” llamada o de “ese” mensaje de texto que espero con ansias… Cuando salgo de casa presto mucha atención de no olvidar llevarlo conmigo. Y si por cualquier razón lo olvido, no importa el tiempo ni el apuro. Me vuelvo a buscarlo.
Sin embargo, descubro con tristeza que no tengo la misma diligencia –ni remotamente la misma– con que trato a mi celular, para atender mi Biblia. Y tengo unas cuantas; en inglés, en griego, en hebreo y varias versiones en español; entre ediciones en papel y digitales… inclusive una digital en mi Palm. ¡No tengo excusa!
Evidentemente, mi vida sería muy distinta, si la consultase a cada rato durante cada uno de mis días, con la misma asiduidad con que lo hago con mi celular. Un conductor de televisión decía esta mañana: “No puedo vivir sin mi teléfono” comentando justamente el estudio al que hago referencia al comienzo del presente Devocional.
Y la realidad objetiva es que como creyentes definitiva y literalmente: ¡no podemos vivir sin la Palabra de Dios! aunque no nos demos cuenta del significado y necesidad fundamental que tiene en nuestras vidas. Es nada más ni nada menos que una línea directa con Dios.
Las señales de los celulares se pierden, la Bíblia habla fuerte y claro todo el tiempo. Un teléfono móvil no se puede usar en cualquier parte, la Biblia sí. Un celular puede contribuir de alguna forma a crear cierto tipo de dependencia o situaciones de stress. La Biblia es portadora de palabras de aliento, paz, calma; bálsamo para el espíritu.
¿Y la factura del “servicio”? Nuestro Amado Señor Jesús tuvo a bien pagar de una vez y para siempre su elevadísimo costo.
Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca, Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me ha sostenido.
(Salmos 63:1-8 RV60)
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.devocionaldiario.com
Un día escuche que es muy fácil ayunar alimentos pero el reto viene cuando quieres ayunar lo que mas simple es: LA TECNOLOGIA y yo trabajo con mi PC y con mi movil (blackberry), veo mucha televisión ( sobre todo en la madrugada que es cuando mas tiempo tengo para ver noticiero internacionales, para saber interpretar EL CLIMA, como lo sugiere el Salmista), así que me lo propuse de corazón sincero y durante tres dias lo hice, previamente avisó mi necesidad de ausentarme y a la verdad que fue el tiempo de búsqueda de Dios mas simple, limpia y sencilla que he
realizado durante toda mi vida cristiana, el crecimiento espiritual que alcance fue increíble, realmente el STREES de ver enviar y recibir mail, llamar y que te llamen, o observar lo que pasa en la India, Inglaterra, Mexico, Colombia o ver lo que pasa en Rusia, me libero y me sano, reconozco que fue diseñado y creado por Dios para GOBERNAR y pone las cosas creadas a mi disposición pero dentro de su plan divino esta que la CREACION DISPONGA DE MI!!!!!!!!
Creo que el celular es el nuevo ídolo del milenio. Dios es celoso, no puedes servirle a dos Dioses y creo que de una manera u otra Dios eso lo castigara. ESTOY SEGURA.
La culpa no es del celular, sino de nuestra inclinación pecadora, que prefiere dedicar tiempo a lo que no aprovecha. No veo a Dios castigando el avance tecnológico sino a los hombres que no se vuelvan a él arrepentidos.
Hermano Luis, reconocer nuestros pecados es el comienzo para la restauración, pero solo será significativo cuando hagamos algo por revertir la conducta que desagrada al Señor.